En un entorno como el actual donde los ciberataques son cada vez más sofisticados y dañinos, la ciberseguridad se ha convertido en una prioridad estratégica para empresas y gobiernos. La clave del éxito radica en la ciberresiliencia: la capacidad de anticipar, resistir y recuperarse de incidentes digitales con el menor impacto posible. Para ello, las organizaciones deben conocer el panorama del cibercrimen, aplicar estrategias de protección avanzadas, cumplir con las directivas, y, sobre todo, invertir en talento y tecnología para mantenerse competitivas.

En este documento destacamos tendencias clave como la ciberdisuasión, una estrategia innovadora que busca desincentivar los ataques antes de que ocurran, y la creciente preocupación por el riesgo de terceros, ya que muchas empresas dependen de proveedores con prácticas de seguridad insuficientes. Además, la inteligencia artificial generativa emerge como una herramienta clave para la detección y mitigación de amenazas. En este contexto, la seguridad ya no es solo una cuestión tecnológica, sino un factor esencial en la toma de decisiones estratégicas.