Desde el 25 de mayo el Reglamento General de Protección de Datos (GDPR) es de obligado cumplimiento. Las organizaciones se han apresurado en los últimos meses a aplicar esta nueva norma europea, que otorga mayor control a los ciudadanos para proteger sus datos.
Sin embargo, no deja de ser solo un paso más a las leyes actuales -en España, la LOPD ya figuraba como una de las más restrictivas-, necesaria, pero seguramente insuficiente. Si bien es cierto que los usuarios podrán actualizar sus permisos a la hora de autorizar la gestión de su información personal, también lo es que se ven obligados a ello. En la actualidad, el usuario tramita sus gestiones vía web y es comprador online.
El ciudadano se ve ‘obligado’ a dar su conformidad si quiere seguir accediendo a los mismos servicio
¿Qué hacer cuando te piden autorización para mantener tus datos entidades financieras, de retail, de viajes, de comercio electrónico…? Muchos otros ejemplos podrían ser válidos. El ciudadano se ve ‘obligado’ a dar su conformidad si quiere seguir accediendo a los mismos servicios. Incluso firmas como Google, Facebook, WhatsApp e Instagram van más allá en una clara actitud de dominio; en su caso, el usuario debe aceptar los términos del servicio, sí o sí, con lo que fuerzan el consentimiento; en caso contrario, pierden el acceso.
Continuamos expuestos. Solo nos queda exigir una mejor gestión de la información, ese es el reto, que se haga un buen uso de nuestros datos, porque ya no hay vuelta atrás.