PUNTO TIC: En defensa de Kaspersky

La neutralidad se paga en la guerra con el peor de los desprecios de ambos bandos, por eso quiero solidarizarme con el CEO de Kaspersky, por su valentía y arrojo en estos momentos tan críticos.

Publicado el 28 Mar 2022

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“Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos, la edad de la sabiduría, y también de la locura, la época de la creencia y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas”. Esto lo escribió Charles Dickens en 1859, en su magistral inicio de la novela ‘Historia de dos ciudades’. Y no puedo por menos que estremecerme y sentir que tan graves palabras siguen vigentes en la actualidad.

Ahora que estábamos escarmentados de guerras mundiales, de conflictos bélicos a gran escala, con una capacidad destructiva monstruosa, ahora parece que todo se desmorona. La tecnología puede ser nuestro asidero (la era de la luz), pero también es la plataforma desde la cual el cibercrimen perpetra sus fechorías impunes, al amparo de la oscuridad (y de las tinieblas).

El dogmatismo sigue imperando y desatando fuerzas irracionales que buscan la destrucción. Y también me desazona que, en estos tiempos de polarización, la equidistancia y el término medio son despreciados y pisoteados por los extremismos desbocados.

Quiero destacar la valentía de Eugene Kaspersky, fundador y CEO de su firma homónima de seguridad TIC, que ha declarado su neutralidad frente a la decisión unilateral de Putin. En ese estado tiránico, declararse imparcial equivale a cometer una tropelía, profanar las verdades inmutables de la Gran Rusia que aspira a recuperar su hegemonía de antaño.

En su osadía, Eugene ha sido capaz de articular la siguiente frase: “Creemos que el diálogo pacífico es el único instrumento posible para resolver los conflictos. La guerra no es buena para nadie”. Y la respuesta la ha obtenido con protestas dentro de su compañía y con dimisiones en cadena de empleados rusos acérrimos de Putin.

Para colmo, la Oficina de Seguridad de la Información de Alemania (BSI) ha pedido a empresas y usuarios a que dejen de utilizar su antivirus, sospechoso de espiar y de que pueda funcionar como cabeza de puente de ciberataques rusos. Ahora ni propios ni extraños confían en esta empresa que lleva varios años en la vanguardia de la ciberseguridad, luchando contra el cibercrimen, sin que se le conozcan parentesco con esos grupos afines al estado ruso cuya misión es socavar la cultura occidental, ni tampoco se puede demostrar que esté condicionado por el Gobierno de Putin.

¿Acabarán aquí las penalidades de una empresa que se encuentra entre la espada y la pared?

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Rufino Contreras
Rufino Contreras

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