Enrique Ávila no es un interlocutor cualquiera, es un auténtico experto en ciberseguridad capaz de darte un titular en cada frase, y desmontar tópicos con su argumentario sólido basado en la experiencia y un profundo conocimiento de esta materia. Su visión del mundo es mucho más amplia que la del ciudadano normal, acostumbrado a vivir en la trinchera y en el submundo donde campan a sus anchas el malware y los ciberdelincuentes.
Pero veamos cuál es la cancha de juego de nuestro personaje, sus áreas de responsabilidad. El Centro de Análisis y Prospectiva de la Guardia Civil que dirige se encarga de elaborar informes de ayuda a la toma de decisiones. Por ejemplo, cómo impacta la demografía del país en la seguridad de este. “Hay zonas geográficas más o menos pobladas, y por lo tanto hay que confeccionar informes de inteligencia estratégica, acudiendo a diversas fuentes abiertas o cerradas, para crear un entorno de trabajo a largo plazo”, explica Enrique Ávila. Ahí es donde entra la parte prospectiva, pensando a futuro. “Si veo que la población rural va a envejecer, tengo que dotar a mis servicios de más capacidades”, puntualiza. Esto no está relacionado necesariamente con las tecnologías, pero estas siempre se contemplan de forma transversal. También emiten mensualmente un informe que piensan automatizar sobre cualquier aspecto relacionado con la seguridad interior que se está desarrollando a nivel europeo. Como puesto añadido, realiza labores de redactor jefe de la publicación Cuadernos de la Guardia Civil.
¿Cree que España está lo suficientemente preparada en el ámbito de la ciberseguridad?, le dispara este periodista a bocajarro, (una pregunta que Ávila califica de ‘trampa’). “Ni España, ni EEUU, ni Israel… nadie está lo suficientemente preparado para hacer frente a situaciones cada vez más complejas y dinámicas”, afirma categóricamente. Y argumenta: “Nuestra sociedad como especie ha optado por introducir masivamente la tecnología en nuestra vida. Y no hay vuelta atrás. Ya no vale sino tirar hacia delante, si no, nos sobran cinco mil millones de personas en el mundo. No hay alimentos cultivados de forma orgánica para alimentar a tanta gente. No estamos preparados ni lo vamos a estar. Ninguna sociedad a lo largo de la historia, que ha pretendido ser totalmente segura, ha sobrevivido. Normalmente se sacrifica seguridad por libertad. Pero lo que hay que asumir son los riesgos y analizarlos. Es imprescindible tener información para tomar después decisiones”.
El escenario de la ciberseguridad se ha transformado profundamente, pero el problema es que se sigue pensando en clave de ordenadores de sobremesa y teléfonos móviles
Además, el propio modelo nos induce a problemas propios difíciles de resolver. Se trabaja a muy corto plazo y se pretende un beneficio inmediato. Y esta ecuación se conforma a costa de la seguridad. “Todo lo que introducimos en nuestra sociedad adolece de que la parte de ciberseguridad no está muy trabajada individual ni colectivamente. Porque la seguridad es un freno a la innovación y a los productos baratos. ¿Quién estaría dispuesto a pagar 6.000 euros por un iPhone?”, enfatiza el experto.