Bitcoin, Ethereum, Litecoin… Este ha sido el año de la ‘fiebre de las criptodivisas’. Puede aún que no tengas claro si realmente tienen o no el valor que sus defensores promulgan, pero los ciberdelincuentes sí. El aumento continuado de valor de las criptomonedas a lo largo de los últimos meses ha suscitado curiosidad en casi todos los sectores, lo que ha provocado que la minería ya no se realice únicamente por personas que desean ganar dinero de manera legítima, sino también por los cibercriminales, que están buscando la forma de apropiarse de monedas digitales externas mediante ataques, o la forma de utilizar los recursos de computación de dispositivos de terceros sin su consentimiento ni conocimiento para minar criptodivisas en beneficio propio.
En este contexto, es importante aclarar la diferencia entre minería y criptojacking
Una vez entendemos que las criptomonedas se tratan de divisas digitales no tangibles, que basan su valor prácticamente en la oferta y la demanda, es necesario ahondar un poco más. ¿De dónde salen las criptodivisas?
Potenciar la seguridad será crucial en una era donde la capacidad de procesamiento vale oro… o bitcoins
Estas se obtienen a través de minería. Según expertos en seguridad de Getronics, la criptominería es un protocolo basado en un sistema de interacciones en la red con el objetivo de comprobar la veracidad de cada transacción realizada con las criptomonedas. En este proceso, los criptomineros reciben las solicitudes de transacciones de toda la red y recopilan una lista de transacciones válidas. Este proceso se realiza mediante algoritmos complejos que necesitan de un hardware muy potente para reducir el tiempo de proceso. Además, la dificultad depende del número de mineros que estén intentando resolver el problema matemático al mismo tiempo (la verificación).