Las empresas tienen que acostumbrarse por fuerza a vivir con el peligro que representa la pérdida de datos críticos, el robo de propiedad intelectual o la invasión de técnicas de malware cada vez más sofisticadas. Los estudios que aportan las compañías transmiten la sensación de que muchas empresas transitan su paracaídas y que en cualquier momento pueden verse abocadas a su autodestrucción. Sin rendirnos a esta visión apocalíptica, sí hay un dato significativo extraído de una encuesta de EMC que asegura que el 23% de las compañías han sufrido una pérdida de datos o una interrupción no planificada de sus sistemas debido a un fallo de seguridad externa, y esa cantidad aumenta en más de un tercio (36%) si se tienen en cuenta las brechas de seguridad internas.
Las amenazas sobrevuelan no solo sus datos primarios sino también sus datos de copia de seguridad y protección. “Ya sea mediante la lucha contra extorsionadores cibernéticos que exigen dinero para desbloquear datos cifrados u otros riesgos sobre los datos de copia de seguridad y de protección, las empresas tienen que encontrar soluciones que pongan sus datos fuera de peligro”, resume el informe.
Cloud computing es una cancha que concentrará mayores mecanismos de seguridad. Hay que tener en cuenta que en los próximos años se ejecutarán en la nube pública una buena parte de las aplicaciones claves de negocio. Más de la mitad de los encuestados por EMC han abierto su correo al cloud y el 30% tiene sus entornos de TI en la nube pública.
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