El reloj con la cuenta atrás ha engrasado su maquinaria en lo que a GDPR se refiere -el Reglamento General de Protección de Datos europeo de obligado cumplimiento en mayo de 2018- y como si se tratara de un brusco despertar tras un prolongado letargo, las compañías han abierto los ojos de par en par ante lo que se viene encima. Ya en los últimos meses, firmas de asesoría, legales, consultoras y tecnológicas avanzaban la necesidad de abrazar y adaptarse al nuevo reglamento lo antes posible; información de la que Computing se ha hecho eco de forma continuada. El tiempo no detiene su marcha y es ahora cuando las empresas se han dado cuenta de que deben comenzar a buscar soluciones, aunque no todas lamentablemente.
La adopción de GDPR está lejos de ser una prioridad para los responsables de todo tipo de entidades
El problema radica en que ni la dirección ni los profesionales TIC tienen un conocimiento claro sobre su impacto, en muchos casos -y esto es lo más grave- ni siquiera de su existencia. Muchos estudios muestran esta realidad, que se acentúa en mayor proporción en el mundo de la pyme; se estima que el 80% de estas compañías desconoce las implicaciones que puede tener GDPR. La percepción es que ya sea por desconocimiento o por desidia, su adopción está lejos de ser una prioridad para los responsables de todo tipo de entidades, lo que lleva a la misma conclusión de siempre, aquella que deja al descubierto el vacío que existe en política de seguridad de datos.