Enrique Ávila, director del Centro Nacional Excelencia en Ciberseguridad, es un agente activo en distintos foros profesionales. En esta ocasión acerca a Computing su punto de vista de la ciberseguridad como un asunto de interés general en el que tanto autoridades como ciudadanos somos eslabones de una cadena de contención frente al cibercrimen.
La pandemia ha traído consigo la proliferación de ataques de ransomware y phishing. ¿Está España preparada para salir bien parada de esta oleada?
España dispone de las estructuras y del conocimiento necesarios para poder enfrentarse a problemas de ciberseguridad tales como los que menciona, con cierto nivel de eficacia, pero responder a una pregunta tan directa, de forma cerrada, se me antoja imposible. Ni en relación con España, ni refiriéndonos a cualquier otro país. Al final, nos enfrentamos a acciones que pretenden la obtención de un beneficio, económico o de cualquier otro tipo, y, dependiendo de lo valioso de ese beneficio, se usarán más medios o una planificación más compleja, por parte del agresor, para maximizar sus objetivos.
Nuestra red pseudónima, en la que atribuir la responsabilidad es tan complejo, no es la más adecuada para poder luchar de manera demasiado eficaz contra el cibercrimen. Eso sí, ponemos todos los recursos disponibles para garantizar unos niveles de seguridad aceptables para la ciudadanía y las empresas de nuestro país. No está de más agradecer el enorme trabajo que, en este sentido, desarrollan Incibe, el CCN-CERT y el CNPIC, cada uno en su área de competencia, en favor de la protección de este dominio de ejercicio de nuestra soberanía.