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Ciberseguridad sostenible, el papel del CISO
El incremento de la infraestructura informática -como los centros de datos y las soluciones avanzadas de protección- está generando un mayor consumo de energía y recursos. Para alinear esta realidad con los crecientes objetivos de Responsabilidad Social Corporativa (RSC), son cada vez más las organizaciones que optan por soluciones tecnológicas responsables con el medio ambiente que presten atención a aspectos como su huella de carbono.
Estas inversiones ofrecen la oportunidad de incorporar prácticas sostenibles, como un uso más conveniente de la energía en los equipos o la implantación de procesos en apoyo de la economía circular.
Al abordar la ciberseguridad desde esta perspectiva, las organizaciones protegen sus sistemas críticos, mientras contribuyen a una gobernanza más virtuosa. Esto significa no solo salvaguardar los datos sensibles, sino todo el ecosistema empresarial, incluidos clientes, socios y empleados.
El papel del CISO
Para minimizar el impacto medioambiental y aumentar la confianza de las partes interesadas, los CISO deben incorporar indicadores éticos y medioambientales en sus procesos de toma de decisiones.

Estas inversiones ofrecen la oportunidad de incorporar prácticas sostenibles, como un uso más conveniente de la energía en los equipos o la implantación de procesos en apoyo de la economía circular
Como primer paso, la gestión de su propia contaminación digital es un reto para la organización de cara a garantizar su credibilidad medioambiental. Esto implica reciclar los productos obsoletos, reacondicionar los equipos, reducir el consumo de energía y gestionar los datos. La promoción de iniciativas que animen a los empleados a adoptar prácticas digitales más responsables será también importante, igual que un rediseño del alojamiento de datos. Apostar por una gestión más local reducirá la huella medioambiental.
Paralelamente, y como parte de una estrategia global de RSC, la integración de la huella medioambiental de las actividades de socios y proveedores dentro de la propia empresa también resulta elemental. Es más, la elección de soluciones tecnológicas ecodiseñadas que minimicen la producción de CO2 será básico. En este sentido, una buena relación rendimiento/consumo energético, el transporte de los productos por vía marítima y la utilización de componentes menos contaminantes permiten reducir la huella de carbono de estas soluciones.
Transcendental es, además, colaborar con proveedores capaces de demostrar una estrategia medioambiental práctica en el mundo real que incluya procedimientos de recuperación de residuos o la gestión sostenible de su actividad empresarial.
Cuestiones sociales y éticas
Más allá de cuestiones meramente medioambientales, la RSC abarca otros aspectos sociales, como la ética. ¿Qué sentido tiene que las organizaciones no se alineen con socios con los que comparten valores de integridad y responsabilidad social?
En este aspecto, la labor del CISO es clave, al responsabilizarse de la implantación de sistemas de seguridad robustos e infraestructuras eficientes, pero también, de la formación a los empleados sobre las buenas prácticas de ciberseguridad. Esta concienciación va más allá de alentar un comportamiento responsable; el objetivo es alcanzar la protección absoluta tanto de la empresa como de los empleados y socios, mientras se refuerza la confianza en el ecosistema global.
Soluciones responsables y seguras
Por último, una estrategia de RSC debe incluir la responsabilidad por la comodidad de los usuarios. Con el auge del teletrabajo y el uso de múltiples dispositivos, es recomendable ofrecer soluciones sencillas, transparentes y no intrusivas, manteniendo en todo momento un alto nivel de seguridad.
Las soluciones de cortafuegos de nueva generación proporcionan una defensa eficaz al tiempo que acatan las directivas europeas, como la RoHS, que regula el uso de sustancias peligrosas en equipos electrónicos. Optar en la medida de lo posible por trabajar con proveedores que ofrezcan soluciones sostenibles y escalables -lo que permite una adaptación continua sin necesidad de renovar frecuentemente los equipos- favorece una estrategia de ciberseguridad alineada con los requisitos éticos y medioambientales.
En resumen, en la carrera para asegurar la avenencia entre ciberseguridad y responsabilidad social, el CISO tiene mucho que aportar. No solo es responsable de acreditar la seguridad de los sistemas de información; debe hacerlo con soluciones que estén alineadas con los valores éticos y medioambientales corporativos.