El Departamento de Justicia de Estados Unidos ha anunciado este lunes, día 28, que finalmente el FBI ha conseguido piratear el teléfono de Syed Farook, uno de los autores del atentado de San Bernardino (California) de diciembre de 2015, en el que murieron catorce personas. Y lo ha hecho sin la ayuda de Apple.
Acaba así, por ahora, el conocido como «caso iPhone», en el que los tribunales debían decidir si era válida la petición de las autoridades norteamericanas para que Apple desbloqueara el móvil de Farook, que quedó inaccesible después de los intentos fallidos del FBI para acceder a él.
Posiciones enfrentadas
El Departamento de Justicia sostenía que la compañía no está por encima de la ley, y que la orden judicial cursada solo pretendía que la empresa asistiera técnicamente en la investigación que el FBI tenía entre manos desbloqueando el iPhone 5c. Apple, sin embargo, temía que esto estableciera un precedente para forzar a las empresas no solo a facilitar datos de sus clientes siempre que las autoridades lo pidan sino también a crear una «puerta de atrás» (acceso secreto a los equipos encriptados) que se pueda utilizar en todos los iPhone siempre que se quiera. El debate, en el fondo, se situaba en la encriptación de los servicios informáticos que utiliza una gran parte de la población.
Claves del caso: los expertos opinan
¿Hasta qué punto una empresa puede negarse a cumplir la ley?
Miquel Peguera, experto en derecho de Internet de la UOC, afirma que “una empresa no puede negarse a cumplir la ley”. Lo que sí puede hacer es impugnar judicialmente la orden de colaborar, de modo que la última palabra la tienen siempre los tribunales. Ahora el debate jurídico estará en si el gobierno tiene la obligación de explicar a Apple cuál es la vulnerabilidad que ha hallado para desbloquear el iPhone o si la puede mantener en secreto.
A petición de los gobiernos, ¿se puede forzar a las empresas tecnológicas y a los desarrolladores de software a piratear sus propias herramientas?
Los estados tienen mecanismos legales para exigir la colaboración de las empresas, pero siempre dentro de unos límites, que son los que fija la ley. Una petición como la que hacía el Departamento de Justicia era probablemente excesiva. No se trataba simplemente de desbloquear un aparato, sino de crear un nuevo software que desactivara las protecciones.
¿Qué debe prevalecer, la seguridad o el derecho a la privacidad?
Peguera alerta de que “se justifican los recortes de los derechos individuales con el argumento de la seguridad pública. Pero debe haber límites porque, si no, con esta lógica cedemos al miedo y damos carta blanca a los gobiernos para espiar a los ciudadanos. Y no solo a los gobiernos. En este caso, la producción de este nuevo software podría constituir una amenaza para millones de terminales si cayese en manos de grupos criminales“.
La reacción de Apple: anuncia más medidas de seguridad
Carles Garrigues, experto en aplicaciones para dispositivos móviles, software libre y seguridad de la UOC, afirma que, de hecho, los modelos 5s y 6, que son las versiones posteriores al iPhone 5c (modelo del dispositivo de Farook), “llevan el nuevo procesador A7, que incorpora mejoras en las medidas de seguridad criptográfica que hacen que, en principio, ni siquiera Apple tenga modo alguno de poder desbloquear un teléfono“.
Por lo tanto, según el experto, ningún gobierno o agencia de seguridad podrá exigir legalmente a Apple que desbloquee un teléfono, sencillamente porque Apple no tendrá ninguna manera de hacerlo. Es más, “este tipo de políticas (usar algoritmos criptográficos más débiles u obligar a las empresas a proporcionar información de sus clientes) solo puede perjudicar la privacidad de los usuarios bienintencionados, y no tendrá ningún efecto sobre los malintencionados“.
La opinión pública, dividida
Según un estudio elaborado por el Pew Research Center, el 51 % de los norteamericanos creía que Apple debía desbloquear el iPhone para facilitar la investigación de la policía federal, frente al 38 % que creía que no y del 11 % que no lo tenía claro.
Desde Apple, la estrategia de comunicación para hacer frente a la crisis abierta con el FBI ha sido simple. La compañía redactó una carta abierta donde explicaba su posición respecto al asunto. Pocos días después, Tim Cook enviaba un mensaje electrónico a los trabajadores y finalmente concedía una entrevista a la cadena ABC.
Claves para entender la comunicación
Para Ferran Lalueza, experto en comunicación de la UOC, Apple ha gestionado la comunicación de forma muy hábil teniendo en cuenta que su postura, de entrada, no era fácil de entender ni de justificar, y que tenía más detractores que partidarios entre la opinión pública norteamericana.
Mientras Apple:
1. ha enfatizado la solidaridad con las víctimas del atentado terrorista y sus familias y la voluntad de colaborar con la justicia;
2. ha sabido convertir la petición del FBI en una suerte de caja de Pandora que, en caso de ser atendida, provocaría daños irreparables a la libertad, la privacidad e incluso la seguridad de las personas;
3. ha usado metáforas como la del cáncer o la de la llave maestra capaz de abrir cualquier cerradura para dibujar un escenario apocalíptico al que supuestamente nos llevaría la creación de un software capaz de acceder a los iPhone por la «puerta de atrás»;
El FBI y el Departamento de Justicia:
1. se han concentrado más en la batalla judicial que en la batalla mediática;
2. tenían la convicción de que el recuerdo de las víctimas de San Bernardino constituye por sí mismo un argumento lo bastante elocuente como para ganarse el apoyo de la opinión pública en este enfrentamiento de titanes;
3. han tenido a su favor el contexto actual, marcado desgraciadamente por una dramática y constante retahíla de acciones terroristas.
Pero Lalueza destaca algunas claves para entender el caso:
1. Apple no podía acceder abiertamente a la petición del FBI sin poner en grave riesgo su modelo de negocio, y no olvidemos que el iPhone es su producto estrella donde cualquier usuario almacena grandes cantidades de información altamente sensible.
2. Si alguien ha sido capaz de saltarse la encriptación de los iPhone para colaborar con el FBI, también habrá alguien capaz de hacerlo para causas mucho menos legítimas, aunque Apple no quiera reconocerlo.
3. Todo esto sucede en un contexto en el que las relaciones entre Apple y el Departamento de Justicia están bajo mínimos a raíz del pronunciamiento reciente del Tribunal Supremo contra los intereses de la marca por violar la normativa antimonopolio y conspirar para subir los precios de los libros electrónicos.
Apoyos
Mientras Google, Twitter y Facebook se pronunciaron a favor de la firma de la manzana, Bill Gates, fundador de Microsoft, por ejemplo, afirmaba en el The Financial Times que “este es un caso particular en el que el Gobierno solicita acceso a la información. No están pidiendo algo en el plano general, están pidiendo algo particular“.