En un contexto dinámico de creciente complejidad tecnológica, en el que la inteligencia artificial (IA) se ha convertido en el exponente más visible de esta evolución, y cuyo impacto sobre la sociedad, la economía y el medioambiente es cada vez más palpable, la necesidad de adoptar enfoques humanistas y éticos se ha vuelto imperativa.
Como ocurre en otros ámbitos, como el management, la gestión de personas o la puesta en marcha de cualquier proyecto, en el tecnológico, el humanismo también está jugando un rol cada vez más relevante ante el desafío que representa el uso, actual y futuro, de la tecnología.
Los avances tecnológicos están siguiendo una senda de crecimiento exponencial, condicionando la forma en que vivimos, trabajamos y nos relacionamos.
La IA, el aprendizaje automático y otras tecnologías emergentes tienen el potencial de revolucionar nuestras vidas de muchas maneras. Por este motivo, en Seidor, partimos de la convicción de que la tecnología debe desarrollarse y usarse movida por aquellos valores que contribuyan a que avancemos como seres humanos, protegiendo derechos y libertades y teniendo siempre presente su impacto en el entorno.
Tenemos la necesidad, además de innovar, de hacerlo adoptando principios esenciales, asegurando que la tecnología sea beneficiosa para las personas
En este sentido, el historiador y filósofo israelí, Yuval Noah Harari, se pregunta cómo garantizamos que la IA beneficie a las personas y que estas sigan siendo los agentes principales de la historia, cuando las máquinas superan la inteligencia humana. Esta reflexión es solamente una pequeña muestra de la necesidad que tenemos, además de innovar, de hacerlo adoptando principios esenciales, asegurando que la tecnología sea beneficiosa para las personas.
Desde las tecnologías más recientes, como el cloud, el IoT o la IA, hasta soluciones más arraigadas y maduras, como el ERP, analytics, blockchain o realidad aumentada, en todos los casos, perseguimos la eficacia y eficiencia técnica, pero también debemos cimentar la transformación digital sobre unas bases que contribuyan al progreso general.
No es fortuita la aparición de diversas voces que reclaman tutelar de forma consciente las nuevas tecnologías para asegurarnos un uso en positivo de las mismas. Nos referimos a movimientos como la IA responsable, a modo de esfuerzo global que aboga por el desarrollo y uso ético de esta tecnología, que se ha concretado en iniciativas como el ‘Libro Blanco sobre la IA de la Unión Europea’ o el primer ‘Marco Ético sobre Inteligencia Artificial’ de la UNESCO.
La tecnología, en beneficio del progreso
La tecnología está contribuyendo de forma clara al progreso y mejora de la calidad de vida de muchas personas.
Los ejemplos son continuos y algunos de gran impacto, como el uso de la IA para desarrollar nuevos tratamientos médicos, mejorar la educación o crear nuevas oportunidades económicas.
También puede emplearse para promover la equidad y la inclusión, abriendo nuevas oportunidades para el acceso al conocimiento o al empleo, independientemente del origen, género, raza o religión de las personas.
La contribución de la tecnología para la protección del medio ambiente es otro ejemplo, ya que permite el desarrollo de nuevas formas de energía limpia, reduciendo la contaminación y conservando los recursos naturales.
Ligado a estos avances de gran calado, hay un último factor que, en Seidor, consideramos que debemos tomar cada vez en mayor consideración y que, hasta cierto punto, es comprensible que haya quedado relegado a un segundo plano.
Se trata de que, desde las compañías tecnológicas, demos visibilidad a los avances y sepamos hacerlos comprensibles. Debemos ser capaces de dar a conocer la labor que desempeñamos, todos aquellos que contribuimos a su implantación y penetración en los diferentes niveles de la sociedad.
Las compañías tecnológicas debemos dar visibilidad a los avances y saber hacerlos comprensibles
En definitiva, al reconocer la aceleración tecnológica como un fenómeno que define nuestro presente y también moldea nuestro futuro, desde el sector tecnológico debemos optar por liderar este enfoque con responsabilidad.
Esto implica adoptar principios éticos como guía y, al mismo tiempo, comprometernos a ser transparentes y comunicativos, dando visibilidad a los avances tecnológicos que contribuyen a un futuro mejor para todos y todas.
De esta manera, damos forma a la tecnología y también contribuimos activamente a una sociedad más informada, ética y equitativa.