Si le invitaran a nombrar un negocio digital innovador, la posibilidad de que una organización europea viniera a su mente sería bastante remota. Uber, Facebook, Apple y Google, así como más de la mitad de las 100 principales empresas del mundo, provienen de EEUU. Y, como ocurre con Alibaba y Tencent, también hay cada vez más una fuerte competencia que llega de China.
A pesar de la rápida transformación que están experimentando y de que el 59 por ciento de las empresas europeas son ahora digitales en un sentido u otro, está claro que nuestro continente va a la zaga en el barómetro digital mundial. Sin embargo, no se trata de una falta de ambición que ahogue el potencial de muchas empresas europeas. De hecho, un reciente estudio, patrocinado por Ricoh, realizado entre 1.360 decisores de negocio en 16 países de la UE, ha reflejado que la mayoría de los negocios europeos (65 por ciento) tienen la intención de expandirse a otros países del continente en los próximos cinco años. En cambio, la compleja red de normas y leyes actuales en vigor hacen que estas intenciones se tornen particularmente difíciles.
Sin embargo, existe la esperanza de superar este obstáculo del cual políticos, reguladores y empresarios son muy conscientes. El Mercado Único Digital Europeo, un componente crítico de la Agenda Digital Europea que se lanzará el próximo año, es un hecho positivo que podría equilibrar este campo de juego. Abordando cuestiones como el geobloqueo, las leyes de copyright y la simplificación de las normas del IVA, el Mercado Único Digital estandarizará las regulaciones para que los mismos contenidos, productos y servicios estén disponibles al mismo precio en cualquier lugar de la UE. Con aplicaciones y descargas costando lo mismo en Grecia que en Irlanda, y en Portugal que en Finlandia, deberíamos esperar una enorme aceptación del comercio transfronterizo.
Tan es así, que al reducir masivamente la burocracia en el complejo mercado tradicional, el Mercado Único Digital es la oportunidad para muchos negocios europeos de acelerar su crecimiento a un ritmo similar al de sus competidores internacionales. Cualquier comerciante, tanto si es el dueño de una tienda o una startup digital con base en el corazón del Silicon Valley de Londres con planes de reinventar por completo nuestras vidas, será capaz de vender en toda Europa, sabiendo que en todas partes se aplicarán las mismas reglas de ecommerce.
Se estima que el Mercado Único Digital realizará una contribución de 415.000 millones de euros a la economía europea. De hecho, permitir a las compañías hacer negocio con una base adicional de 500 millones de nuevos consumidores de una sola vez, sin duda puede ser algo bueno. Así las cosas, los beneficios esperados por las empresas europeas incluyen reducir las barreras de entrada (52 por ciento), gran rentabilidad (50 por ciento) y costes operativos reducidos (48 por ciento). Todos ellos son negocios dispuestos a abrazar posiblemente el mayor cambio de la regulación europea en los últimos años.
Entonces ¿cuáles son los próximos pasos a seguir? Al comenzar por racionalizar, digitalizar y estandarizar sus procesos, los negocios europeos con visión de futuro estarán en condiciones de lograr una ventaja competitiva, un paso necesario si Europa quiere ocupar un espacio relevante en el escenario global.
En primer lugar, las organizaciones necesitan auditar sus actuales procesos para operar a través de las fronteras y entender así su posición en este entorno cambiante. En segundo lugar, con la auditoría completada, las organizaciones pueden focalizarse en el aprovechamiento de la tecnología y digitalización documental para automatizar sus procesos. En un entorno globalizado, la agilidad en procesos y gestión documental es prioritaria para reducir costes, ganar eficiencia, estimular la productividad y gestionar positivamente las expectativas de los clientes.
