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Negacionista digital
Según Internet, un negacionista digital es una persona que niega o minimiza los beneficios de la tecnología, especialmente en el campo de la educación. Este artículo de Víctor Gómez aporta argumentos que aportan una visión optimista de la tecnología.
Demanda del mercado
Como Director de una Escuela de Programación para adultos, cuento con un amplio conocimiento sobre tecnología, empleabilidad en el sector, lo que demandan las empresas, y sobre todo, sobre los problemas que tienen esas compañías para contratar personal cualificado en el área, bien sea porque la cantidad de perfiles no da abasto, o por la guerra de salarios producto de la escasez.
Soy el CEO de 4Geeks Academy España, una escuela intensiva de programación que tiene el objetivo de disminuir la brecha digital y dar una solución a los más de 240.000 puestos de trabajo relacionados con la tecnología y que no logran cubrirse debido a la crisis de Talento Digital. Las Universidades, Formaciones Profesionales, y en general la educación tradicional, no son capaces de abastecer estas necesidades. De hecho, ni siquiera sumando los graduados de todas las escuelas de programación, incluyendo la mía, lograremos cubrir esa demanda.
No es entendible el negacionista digital
Partiendo de que ya por el 2017, Dell y el Institute for Future indicaban que el 85% de los trabajos del 2030 todavía no se habían inventado, pero requerirían competencias digitales; o que DevSkiller publicaba un estudio donde decía que el 65% de nuestros niños trabajarían en tecnología; y que, además, todo esto se dijo antes de la revolución de la Inteligencia Artificial, nos cuesta imaginar que haya personas que se nieguen o estén en contra de las pantallas en los colegios, es decir, en la base de la educación y la obtención de las habilidades del futuro.
Nuestros hijos, que serán en el futuro los líderes de empresas tecnológicas, de nuevas startups o de instituciones que investiguen para desarrollar nuevas tecnologías, y quienes serán los que vivan a fondo ese gran cambio que producirá la Inteligencia Artificial, deben tener una formación integral, que les prepare para ser grandes seres humanos, pero también para afrontar ese futuro tan tecnológico que nos imaginamos, y eso sin pantallas no creo que sea posible.
El colegio es una de las bases principales de todo, de sus valores, de sus maneras de pesar, de las relaciones que van a crear, del desarrollo de habilidades fundamentales como la comprensión lectora, la lógica o la capacidad de comunicar, pero también lo es de las posibles carreras que querrán estudiar más adelante o de las habilidades digitales que deberán ir adquiriendo (de forma básica), para poder cubrir en un futuro las necesidades que tengan las empresas e instituciones, o en general cualquier ámbito de desempeño profesional.
Argumentos a favor de la tecnología
A pesar de esto, no dejamos de ver, escuchar o leer información sobre los “Negacionistas Digitales” aquellos que quieren prohibir el uso de pantallas en los colegios porque, y cito lo que escuché en una conversación, “me va a salir atontao, todo el día con la tablet” o por de más peso, como por ejemplo temas de ciberacoso, déficit de atención, la pérdida o subdesarrollo de habilidades personales, sobre estimulación o excitación, etc.
Pero, ¿y entonces, tenemos que prohibir las pantallas porque traen problemas? No creo en las prohibiciones sin sentido, pero si creo en la libertad. Eso sí, todo en la vida tiene que tener ciertos controles. Por ejemplo, prohibir las pantallas en los colegios en general, sin ningún matiz, ¿A cuenta de qué? Sería mucho mejor entender las edades de los estudiantes, los tiempos que pasan con las pantallas, las habilidades que deberían adquirir o practicar usando esas pantallas. No es lo mismo “quemarnos el cerebro jugando todo el día”, como diría mi madre, que trabajar ejercicios que hagan sinapsis, que nos enseñen lógica, que nos enseñen a determinar si algo es bueno o es malo, que nos permitan formarnos en valores.
Aprendizaje tecnológico
Nuestros pequeños deben jugar con tierra, deben caerse, deben hacerse “pupa” en la rodilla durante el recreo, eso les enseñará muchas cosas, pero también utilizar pantallas les enseñará a identificar colores, obtener rápidamente la respuesta a un ejercicio de matemáticas y por qué no, una explicación de la solución sin esperar al día siguiente a que puedan preguntarle a la “seño”.
Que sí, que las pantallas se mal emplean para hacer ciberacoso y para copiar en los exámenes, pero si las utilizamos bien, también sirven para denunciar el ciberacoso, para hacer un recorrido interactivo a través de la historia o de la cultura, sirven para desarrollar habilidades; no solo para exaltarnos o sobrestimularnos. Si controlamos su uso, de forma consciente y basada en las edades, nuestros futuros líderes, en vez de alejarse de la tecnología porque “puede ser mala” (si se usa sin control), podrían estar siendo preparados para ese nuevo orden que a día hoy, los padres no conocemos porque nunca fuimos creados de esa manera.
Por qué no ser un negacionista digital
En conclusión, a día de hoy, es imposible ser un negacionista digital, la tecnología está demasiado presente en nuestras vidas, pero desde la pandemia el negacionismo se ha puesto de moda y es una palabra que tiene mucho “hype”. Aquellos que insisten en que las pantallas deben ser erradicadas, y aquellos colegios que lo están empezando a implementar, deberían entender que, a día de hoy, las pantallas deben estar en las vidas de las personas y que según las edades de cada estudiante, debemos controlar su uso para así sacarle el máximo provecho y maximizar el proceso de aprendizaje.
