Si algo quedó claro en el sector tecnológico el pasado año fue que la transformación digital se ha convertido en imprescindible para cualquier empresa. Grandes, pequeñas, nacionales, internacionales y en cualquier sector. Prácticamente todas se han entregado en mayor o menor media a la transformación digital. Sin embargo, hay que tener en cuenta que hay tantas transformaciones digitales como empresas, y cada una debe emprender el camino en la forma en la que le sea más adecuada, sin dejarse guiar solo por modas o tendencias.
Esto no quiere decir que no debamos prestar atención a las tecnologías que van a consolidarse como tendencias en 2019, pero sí que hace falta una buena estrategia y plan para la digitalización. La tecnología no debe nunca ser el fin en sí mismo, sino el camino para transformar un negocio. Una herramienta que nos ayude a crecer y crear experiencias más atractivas y significativas, tanto para clientes como para trabajadores.
Un buen ejemplo de adaptación de las tecnologías está en el sector de la banca, donde las soluciones digitales están creando una disrupción sin precedentes. El número de visitas a las oficinas físicas cada vez va más a la baja mientras que las gestiones online y a través del móvil no paran de crecer. Los clientes buscan servicios más cómodos y que se ajusten más a sus condiciones y preferencias concretas y, en términos generales, los bancos tradicionales han sabido adaptar sus servicios a estas nuevas formas de actuar del consumidor. Y quizá el ejemplo más claro, por lo evidente que empieza a ser ya en nuestro día a día, es el de la transformación del sector retail. Los retailers, en todas sus categorías (grandes almacenes, lujo, alimentación, textil…) se van a enfrentar en los próximos años a una serie de desafíos tecnológicos que pondrán a prueba su capacidad de adaptación y marcarán para siempre el futuro de su negocio. Por ello, algunos de nuestros proyectos más innovadores tienen que ver con la evolución del modelo tradicional de establecimiento hacia una tienda capaz de ofrecer una experiencia más relevante para los clientes (con asistentes virtuales, realidad aumentada, realidad virtual, ventas móviles, inteligencia artificial…), y también para los empleados.
Experiencia de empleados
De hecho, la conexión empleado-tecnología es una de las situaciones que más importancia va a cobrar en el corto plazo. El Workplace eXperience, la experiencia de los empleados basada en la tecnología, su formación y adaptación, se va a convertir para las empresas en una necesidad tan importante como la de proporcionar la correcta experiencia a los clientes. Las herramientas digitales que ayudan a que el trabajo de las personas sea más rico y de más valor, dejando para la automatización aquellas más tediosas, y poniendo de relieve experiencias mucho más personales son una parte muy importante de nuestro trabajo en estos momentos.
La conexión empleado-tecnología es una de las situaciones que más importancia va a cobrar en el corto plazo
En este sentido, la colaboración entre máquinas inteligentes y personas va a ser fundamental en los próximos años. Algunas empresas piensan, erróneamente, en la IA como sustituta de los trabajadores. Tampoco pasó con los ordenadores. Simplemente, se transforma y se convive. La IA funciona de verdad cuando permite a las empresas aumentar sus plantillas y mejorar sus resultados empresariales. En realidad, el verdadero papel de la IA es el de dar al trabajador más tiempo para centrarse en labores complejas que requieren atención humana. Usar la inteligencia artificial de manera que los empleados tengan más éxito y aumenten la satisfacción del cliente es lo que se denomina inteligencia artificial centrada en el ser humano, y es en lo que las empresas deben focalizarse, en poner a los empleados en primer lugar, por delante de la tecnología.
Definitivamente, nos encontramos en un momento clave de la transformación digital. Es el momento en el que las soluciones tecnológicas están al alcance de cualquier empresa, y eso es al mismo tiempo una gran noticia y un grave riesgo. La tecnología está disponible, sus beneficios son claros y puede convertirse en el elemento que revolucione el mundo de los negocios. Pero para alcanzar ese éxito hay que estar dispuesto a pensar a largo plazo, hacer un análisis profundo y desarrollar una estrategia que vaya más allá de la estética y transforme profundamente la forma de operar. Cualquier compañía que pretenda implementar nuevas soluciones digitales necesita, antes que nada, interiorizar una idea: la tecnología no es solo una oportunidad para reducir costes, es la ocasión de evolucionar, crecer y mejorar.
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