En el mundo cuántico, al contrario que en el clásico, las casualidades no existen, solo son probabilidades. Por eso no es casualidad que la UNESCO haya declarado 2025 como el Año Internacional de la Ciencia y la Tecnología Cuántica.
Un siglo después de que se formularan los cimientos mismos de la teoría, esta iniciativa reconoce el impacto revolucionario de la mecánica cuántica en la ciencia y sociedad en general. La ciencia cuántica será fundamental para el desarrollo sostenible y tiene el potencial de ayudarnos a abordar muchos de los desafíos sociales destacados en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU para 2030.
¿La razón? Por primera vez en la historia tenemos un hardware basado en los principios matemáticos de la mecánica cuántica, en la superposición y el entrelazamiento, que nos permite procesar grandes volúmenes de información, pero paralelo, por fuerza bruta, de forma analógica no digital, como los sistemas computacionales tradicionales.
Esta nueva forma de tratamiento de la información está cambiando el paradigma de las distintas ingenierías, desde la simulación de sistemas físicos o gemelos digitales, hasta el desarrollo de una nueva IA (Quantum Machine Learning), pasando por nuevos modelos en ciberseguridad y de telecomunicaciones.
Si podemos aplicar una función, de búsqueda, de coste, o de similitud, en paralelo, en un único ciclo, a todos mis registros, a todos mis escenarios logísticos, o a todas mis observaciones, no necesitaré indexar bases de datos, ni ‘solvers’ de optimización heurísticos como los actuales, ni modelos de simulación de nuevos productos o modelos de IA basados en entrenamientos masivos. Solo necesito evaluar, uno a uno, todos mis datos o escenarios, pero en un sistema que sea capaz de hacerlo en un tiempo muy corto.
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Computación Cuántica: Mejora en la calidad de resultados
Y esto es precisamente lo que permiten los sistemas de computación cuánticos. Obtengo una mejora en la calidad de los resultados (no hay generalizaciones en esta nueva IA, con resultados más precisos y sensibles) y estoy seguro de que mi optimizador ha evaluado todos los posibles escenarios sin duda ninguna, y sin aproximaciones. La ventaja de negocio es muy clara: siempre obtengo el mejor escenario o resultado, con lo que la toma de decisiones en cualquier sector será más precisa, más rápida y más efectiva.
Por lo tanto, tampoco es casualidad que exista una ‘carrera’ geopolítica internacional en la que todos los países y regiones más innovadoras tienen, sí o sí, su propia estrategia en tecnologías cuánticas. No es casualidad que exista una guerra tecnológica y comercial entre las Big Tech en la oferta de los mejores y más potentes sistemas de computación cuántica, bien reales, bien emulados.
Tampoco es una casualidad que las empresas más punteras de todos los sectores, desde el industrial, pasando por los negocios de energía, salud, banca, logística, el farmacéutico, incluso los contextos de defensa y aeroespaciales, tengan ya casos de uso aplicados de soluciones cuánticas en producción. Muchos de estos casos se presentaron en último Foro Económico Mundial en Davos, demostrando que la computación cuántica de utilidad aplicada es una realidad y que ofrece una ventaja de negocio real.
Evidentemente, está muy lejos de haber sido una casualidad que Ayesa lleve más de 7 años (desde 2018), a través de su centro de I+D+i, el Instituto Ibermática de Innovación (i3B), investigando, innovando e integrando soluciones de Computación Cuántica en su ecosistema de clientes, redefiniendo el presente de la informática y de la ingeniería más puntera. La visión desde el Observatorio Tecnológico de i3B fue clara: la “IA será Cuántica o no será”, y nos pusimos a ello.
Soluciones cuánticas aplicadas a clientes
Unos pocos años más tarde, gracias a este impulso, Ayesa se ha conformado como líder a nivel internacional en la penetración de estos nuevos modelos en los entornos productivos, con referencias de soluciones cuánticas aplicadas en clientes tan importantes como la ONCE, Iberdrola, Mercedes-Benz, Sener, Incibe o Cesga, por nombrar sólo algunos de ellos.
Además, Ayesa, a través de la Fundación Ibermática, es ya un referente en el impulso y acompañamiento en la adopción, divulgación, despliegue y formación en distintas administraciones públicas, asociaciones empresariales, clústers tecnológicos, ecosistemas de innovación, universidades, centros tecnológicos y de formación especializada, ayudando a perfilar a los nuevos profesionales, científicos de datos e ingenieros en Tecnologías Cuánticas que comienzan a ser muy demandados tanto a nivel académico como empresarial.
A pesar de que todavía algunos puedan ver las Tecnologías Cuánticas muy lejos, no es casualidad que ciertos indicadores nos muestren lo contrario: la tasa compuesta de crecimiento anual del mercado mundial de computación cuántica es superior que la de la IA tradicional. La utilidad de negocio de las pruebas de concepto realizadas por Ayesa, terminan prácticamente en su totalidad convertidas en sistemas productivos, dada la calidad de los resultados ofrecidos y la satisfacción de los clientes, y la demanda de proyectos en Computación Cuántica es cada vez más intensiva y creciente, lo que está obligando a un desarrollo tecnológico exponencial, como lo es la propia tecnología, lo cual, tampoco es una casualidad.
La ventaja competitiva de la inteligencia artificial de hace una década ya se ha perdido: hoy es una obligatoriedad en todas las empresas. Lo mismo va a ocurrir con la Computación Cuántica. En muy pocos años esta tecnología dejará de ser una opción diferenciadora en la competitividad para convertirse en un requisito necesario y base para todas las empresas. Es el momento de aprovechar la ventaja cuántica en los modelos de negocio actuales.
Por eso mismo, no es casualidad que este año sea el punto de inflexión en el que las organizaciones deben decidir si quieren liderar el cambio o quedarse rezagadas. La Computación Cuántica ha dejado de ser una teoría futurista para convertirse en un motor real de transformación en la industria, la inteligencia artificial y la ingeniería. Quien no lo entienda hoy, mañana estará, con toda probabilidad, fuera de juego, y no por ninguna casualidad.