Internet de las cosas, la inteligencia de las cosas

Hacia modelos de gestión más eficientes, asequibles y rentables. Por Eduardo Agosto, Desarrollo de Negocio del Grupo Compusof

Publicado el 10 Mar 2017

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La utilización en nuestras ciudades de sensores conectados a Internet que generan información acerca del alumbrado, semáforos, cámaras de vigilancia, estaciones meteorológicas, por citar algunas aplicaciones prácticas, permite analizar qué ocurre en realidad y actuar en consecuencia, para buscar e implantar modelos de gestión más eficientes, asequibles y rentables. Al mismo tiempo, la gestión y análisis de esas grandes cantidades de datos generados por los sensores, constituyen en sí mismos dos grandes retos a abordar. El campo de la sensorización es muy amplio, con una gran variedad de sensores, detectores y sondas para medir, registrar y cuantificar cualquier rango de magnitud. Si sumamos a esta dotación de sensores a los dispositivos, la conectividad, tendremos la base teórica de ‘Internet de las Cosas’, más conocido por sus siglas en inglés, IoT (Internet of Things) y que, eventualmente, también puede contar con capacidades propias para el procesamiento de los datos obtenidos, aunque esto no es estrictamente necesario para pertenecer a la definición de IoT.

Resumiendo mucho, Internet of Things es un concepto que se basa en la interconexión de cualquier producto con cualquier otro de su alrededor. El objetivo es hacer que todos estos dispositivos se comuniquen entre sí y, por consiguiente, sean más inteligentes e independientes. Para ello, es necesario el empleo del protocolo IPv6, y el desarrollo de numerosas tecnologías que actualmente están siendo diseñadas por los principales fabricantes del sector, y como apuestas claramente visibles ya en el mercado, destaca la de HPE con la incorporación de Aruba a su porfolio de networking empresarial (sensores, beacons, tecnología inalámbrica de alta capacidad). HPE Aruba implica seguridad y automatización, dos conceptos clave en el ecosistema IoT, pues la conexión conlleva una serie de riesgos, algo que esta tecnología se encarga de erradicar, gracias a la visualización del comportamiento de los distintos dispositivos.

Para que el IoT funcione en los CPD las plataformas de los fabricantes deben ser capaces de comunicarse entre sí

Un avance diferencial en este campo. Y es que los datos de máquina a máquina (M2M) que se generan, tienen una amplia gama de usos, pero comúnmente se ven como una forma de determinar ‘la salud’ y el estado de las cosas, ya sean inanimadas o no (como por ejemplo, la toma de datos remotos del funcionamiento de un marcapasos). Se prevé que Internet de las Cosas (IoT) pronto excederá los 20.000 millones de dispositivos en el perímetro de las redes tradicionales. Hoy en día, los datos de IoT se envían a un centro de datos o a la nube para su procesamiento o análisis futuro. El resultado es la capacidad de actuar al instante así como tomar un control inmediato de los dispositivos.

Para que el IoT funcione en los centros de datos las plataformas de los fabricantes en competencia deben ser capaces de comunicarse entre sí. Esto requiere API estándar, a los que todos los fabricantes y equipos puedan conectarse, tanto para las interfaces de sistemas, como para los distintos dispositivos. En el largo plazo, una consecuencia de Internet de las Cosas para los centros de datos es que generará un gran volumen de datos entrantes, lo que requerirá importantes mejoras de infraestructura -en particular-, el procesamiento de los mismos y su almacenamiento. Esto supone una oportunidad de oro para los partners tecnológicos ya que se abren dos campos de ‘necesidad’ por parte de cualquier empresa que se embarque en esta nueva singladura. Internet of Things es claramente el siguiente gran paso de la industria tecnológica. Abre un mundo de posibilidades incalculable, mayor incluso que el que abrió en su momento la era digital. Según diversos analistas, no será hasta 2020 cuando Internet of Things comience a ser algo mucho más establecido, y formará parte de la cotidianidad.

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Redacción

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