La inteligencia artificial ha demostrado en muy poco tiempo que puede ser un catalizador para que las empresas prosperen, y la adopción planeada y eficiente de esta tecnología significará una ventaja competitiva determinante.
PwC estima que esta tecnología, en 2030, sumará al PIB de los países del sur de Europa hasta un 11%, el tercer mayor impacto a nivel mundial, solo por detrás del que generará en China y Estados Unidos.
De cumplirse esta proyección, las consecuencias están claras: las inversiones hechas ahora darán forma a las capacidades de los negocios para crecer y mantenerse competitivos en los próximos años.
De esta forma, Europa y su ecosistema de empresas está llamada a hacer un esfuerzo en el desarrollo y adopción de la inteligencia artificial, sobre todo si tenemos en cuenta que al menos el 75% de las compañías en la UE deberían adoptar en sus operaciones servicios de cloud, big data e inteligencia artificial para alcanzar las metas propuestas por la Comisión Europea en materia de transformación digital para 2030.
Desde T-Systems entendemos la democratización y adopción de las herramientas basadas en IA como un punto de inflexión para el crecimiento sostenible
Esto supone un reto enorme que solo podrá superarse con la cooperación y trabajo conjunto del sector público y privado.
Como aliados en la transformación digital de las empresas, desde T-Systems entendemos la democratización y adopción de las herramientas basadas en IA como un punto de inflexión para el crecimiento sostenible.
Hemos sido pioneros en el desarrollo europeo de Data Spaces, con proyectos como Catena-X y Cofinity-X, que muestran los beneficios de contar con espacios seguros para compartir y analizar datos entre diferentes agentes de un mismo sector.
Estos proyectos impulsan y democratizan las capacidades de innovación entre todas las entidades participantes, situando a la industria automovilística a la cabeza en la explotación de los datos.
Estas experiencias previas, nos sitúan en una posición privilegiada para entender los retos del desarrollo y adopción de una tecnología como la IA, que requiere de aproximaciones éticas, centradas en las personas y con estándares claros.
Solo así desarrollaremos una IA que amplifique las habilidades y la capacidad de toma de decisiones de los humanos, reduciendo riesgos mientras impulsamos la eficiencia en los procesos operativos de las empresas.
IA, IoT y big data
En 2024 veremos un progreso multidisciplinar y acelerado de la inteligencia artificial, con avances en la aplicación de esta tecnología en la robótica avanzada o en procesamiento de datos sanitarios para recomendar tratamientos o acelerar la investigación de enfermedades, entre otros ejemplos.
Pero uno de los puntos clave para las empresas, y que ya está en pleno despliegue, es la fusión entre la IA, IoT y big data.
Esta convergencia abre nuevas vías, tanto de eficiencia operativa como de nuevas líneas de negocios para las organizaciones. No obstante, estos elementos están revestidos por desafíos éticos y de privacidad que debemos afrontar de manera holística.
Entendemos la democratización y adopción de las herramientas basadas en IA como un punto de inflexión para el crecimiento sostenible
Entendiendo esto, tendremos que estar atentos a los efectos que las novedades regulatorias sobre la IA tengan en su adopción, en particular la entrada en vigor del reglamento de IA europeo, que plantea cuatro niveles de riesgo para desarrollar procesos de inteligencia artificial y que busca generar un marco de actuación ante su rápida expansión.
En definitiva, ante un escenario tan desafiante, establecer un análisis claro y elegir aliados con experiencia, marcarán la diferencia entre una adopción temprana pero desenfocada, o una implementación natural, gradual y escalable de los cambios operativos que necesitan las empresas en cada fase de su proceso innovador.