Con esos retos, también viene el miedo del CIO de estar a la altura de las circunstancias. Porque, claro, de repente la IA Generativa es la solución a todos los males del negocio. ¿Qué no llegas a la cuota de ventas? No pasa nada, ya tienes un asistente de ventas con IA que te permitirá redactar mejores emails, e identificar océanos azules que tu equipo comercial no ha sabido identificar. Bromas aparte, todo parece indicar (y los datos así lo demuestran) que la IA Generativa va a cambiar la forma de relacionarnos con la tecnología. Se explotarán las capacidades de los negocios de diferentes formas, con la IA como habilitadora. Así que sí, es una disrupción y de las fuertes.
Dicho esto, el CIO ha de ser muy audaz a la hora de definir una hoja de ruta hacia la IA para su organización. Como todo hype, llega con mucha presión de la industria por hacer grandes inversiones; y con ello las presiones internas para ser pioneros.
Ante este paradigma, los CIO deben combinar un triple rol:
Evangelizador: Porque debe movilizar a la organización a todos los niveles. Sesiones con comités de dirección y sus equipos para que sepan lo que hay; y lo que viene. Dando capacidad a la organización para definir conjuntamente hacia dónde ir.
Generador de negocio: Identificando oportunidades reales de negocio y ejecutándolas con inteligencia. Es vital ser consciente del mercado en el que estamos, con qué madurez organizativa, y establecer una hoja de ruta priorizada.
Mitigador de riesgos: Tener claros y minimizados los riesgos asociados. Desde trabajar con las soluciones y socios adecuados para el éxito de los proyectos, hasta tener bajo control el mundo de la ciberseguridad. Mientras tanto, los retos tecnológicos siguen, y seguirán creciendo año a año. El año 2024 no será una excepción. Evidentemente la apuesta digital de las empresas es imparable; el CIO tiene cada vez más retos y recursos que debe administrar con eficacia.
Porque mientras reflexiona estratégicamente sobre la IA y su negocio, sigue habiendo otros tantos proyectos prioritarios. Y el tiempo no da para todo. Vemos desde Penteo que la ejecución promedio del presupuesto de inversión asignado está en torno al 80%. Dos puntos explican las debilidades en este sentido: la lentitud del negocio (falta de claridad en prioridades y falta de visión estratégica digital), y escasez de recursos (el talento se ha convertido en un problema grave, tanto interno como en socios).
Por tanto, es el momento de evolucionar a CIO ambidiestro, capaz de avanzar a diferentes velocidades y combinando la mejora tecnológica con la transformación. Para ello, vemos como punto diferencial saber crear un ecosistema de colaboradores internos y externos que compartan la filosofía de la organización. Porque, no lo olvidemos, la transformación real es silenciosa, humilde, se construye día a día, y su eje principal es un equipo bien orientado.