OPINIÓN

Hacia la humanización de la inteligencia no humana



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Humanizar las inteligencias no humanas busca que el avance tecnológico promueva la colaboración y construya un futuro mejor para la sociedad, las empresas y el talento

Publicado el 17 feb 2025

Josep Benito

Presidente Ejecutivo de SEIDOR



Josep Benito SEIDOR
Josep Benito, Presidente Ejecutivo de SEIDOR.

La aceleración tecnológica en la que estamos inmersos, liderada por la inteligencia artificial (IA), define una etapa sin precedentes en la intersección entre tecnología, talento y progreso.

En el marco de su impacto en la sociedad, la IA está transformando profundamente el tejido empresarial, consolidándolo como motor clave de la economía y la innovación.

De esta forma, emerge un doble desafío: las empresas deben aprovechar la tecnología en este nuevo contexto impulsado por la IA para mejorar su competitividad y adaptabilidad; y, a su vez, las organizaciones también deben asegurar que su desarrollo y aplicación es coherente con los valores humanistas y la contribución al desarrollo humano.

Según el Foro Económico Mundial, para 2030, la IA generará 170 millones de nuevos empleos en todo el mundo, impulsando cambios fundamentales en sectores clave, como la salud, la educación o la sostenibilidad ambiental.

Al igual que la Revolución Industrial, esta transformación redefine los modelos económicos y sociales, subrayando la necesidad de estrategias empresariales que maximicen su potencial.

Las organizaciones deben consolidar la IA como una herramienta estratégica capaz de optimizar procesos y fomentar la innovación, a la vez que facilitan su capacidad de adaptación a un entorno cada vez más dinámico y competitivo.

Roles humanos y no humanos

La IA no solo procesa datos, sino que también aprende, genera conocimiento nuevo y propone soluciones intuitivas, actuando como un sistema creativo y transformador.

Este avance, sobre todo cualitativo, está permitiendo a las empresas ir más allá de la digitalización de sus operaciones, reinventándose por completo.

La incorporación de la IA en ámbitos tecnológicos tan fundamentales para cualquier empresa, como el ERP, el cloud, o la ciberseguridad, está contribuyendo a impulsar la generación de inteligencia sobre el tratamiento de datos masivos, conectar flujos críticos de información y tomar decisiones complejas en tiempo real.

¿Qué rol depara al talento en este escenario donde la IA no tan solo digitaliza exponencialmente, sino que también toma decisiones de cualquier tipo? Paradójicamente, el éxito de esta nueva etapa tecnológica recae, más que nunca, en el talento humano.

La IA podrá y deberá analizar y proponer alternativas, pero la supervisión de las mismas y las decisiones finales deben recaer, sí o sí, en las personas.

El éxito de esta nueva etapa tecnológica recae, más que nunca, en el talento humano

Este punto es imprescindible. Para ello, es necesario crear entornos que fomenten la colaboración entre humanos y máquinas, separar y definir claramente los roles de unos y otros, y organizar nuestras empresas para girar alrededor del dato.

Esto implica una transformación de la propia concepción de lo que debe ser una organización, y que será lo que marcará la diferencia entre tener o no una ventaja competitiva.

Tecnología ética y sostenible

La tecnología no debe ser vista como un fin en sí misma, sino como una herramienta que impulse tanto el progreso empresarial como el social.

Humanizar la inteligencia no humana requiere que las decisiones tecnológicas se basen en valores que fomenten la justicia, la integridad y un acceso inclusivo a las oportunidades que genera.

Movimientos globales enfocados a promover una IA responsable, junto con marcos internacionales de supervisión, refuerzan la importancia de liderar esta transformación con criterio ético.

Estas iniciativas destacan la necesidad de garantizar que la tecnología sea, además de eficiente, generadora de confianza, sostenibilidad y que, en definitiva, refuerce su impacto positivo en el mundo.

Tecnología al servicio de lo humano

En SEIDOR, creemos firmemente que las inteligencias no humanas deben desarrollarse y utilizarse bajo un marco de valores que sitúe lo humano en el centro.

Este enfoque humanista tiene como objetivo garantizar que la IA y otras innovaciones, además de impulsar la competitividad, también fortalezcan nuestra capacidad colectiva para construir un progreso más inclusivo y equitativo.

La aceleración tecnológica que define el presente es una oportunidad única para transformar el futuro, integrando el fortalecimiento de las empresas y su impacto positivo en las personas.

Humanizar las inteligencias no humanas es más que un ideal aspiracional; se trata de un compromiso estratégico para asegurar que el avance tecnológico genere confianza, promueva la colaboración y construya un futuro mejor para la sociedad, las empresas y el talento.

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