Siempre es un buen momento para reflexionar sobre los progresos y aprendizajes en el ámbito de la transformación digital, aprendiendo de los precursores y observando los cambios que hemos ido experimentando en los últimos años.
Los primeros en emprender la transformación digital fueron grandes empresas en sectores como la banca y la automoción. Estas organizaciones descubrieron que la digitalización no solo trata de mejorar procesos existentes, sino también de crear nuevas formas de acercarse a los clientes y explorar mercados desconocidos. Este cambio de paradigma destacó que la innovación tecnológica no solo es una cuestión de eficiencia, sino también de creatividad y visión.
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Reestructuración cultural
Una de las lecciones más importantes fue que la adopción tecnológica, aunque crucial, no es el único desafío. La transformación digital también implica una reestructuración profunda en la cultura y estructura organizacional. Las empresas han tenido que adaptar sus dinámicas internas para aprovechar al máximo las herramientas digitales disponibles. Hemos visto que, sin el respaldo firme de la dirección, y sin una colaboración estrecha entre los equipos de Negocio y TI, los esfuerzos de transformación digital serían infructuosos.
La integración de la digitalización en la estrategia corporativa total, y no como un elemento independiente, marca un cambio significativo. Pasamos de un enfoque vertical a uno horizontal, donde todas las áreas de la empresa, desde marketing hasta gestión de personal, han comenzado a utilizar las herramientas digitales para innovar en sus prácticas.
Mirando hacia adelante, nos esforzamos por construir un futuro donde la digitalización sea un motor de igualdad y oportunidad para todos
Víctor Calvo-Sotelo, DIGITALES
A medida que avanzamos, se presentan nuevos desafíos. La profundidad y la velocidad del cambio digital genera incertidumbre, pero también oportunidades. Siguiendo la hoja de ruta de la Comisión Europea, nuestro objetivo es una digitalización que no solo sea innovadora, sino también inclusiva y equitativa.
Regulación de la inteligencia artificial
El ejemplo más reciente lo encontramos en el esfuerzo comunitario por la regulación de la inteligencia artificial. Tras presentar una Estrategia Nacional de IA, durante la presidencia española del Consejo de la UE nuestro país ha conseguido coordinar el acuerdo para el nuevo Reglamento Europeo sobre la Inteligencia Artificial, que establece un marco ético y legal para su desarrollo, garantizando así que su implementación sea segura y respetuosa con los derechos humanos. Este reglamento representa un paso adelante en el equilibrio entre innovación y responsabilidad.
Por otro lado, el programa de la Unión Europea sobre la hoja de ruta Década Digital 2030 destaca la necesidad urgente de acelerar y profundizar los esfuerzos colectivos en política, inversión y adopción tecnológica, y establece el objetivo de cobertura universal gigabit y redes 5G en áreas pobladas para 2030.
En España, a la cabeza de conectividad en Europa, hemos sido de nuevo pioneros en el impulso europeo para la digitalización universal. El programa UNICO para zonas rurales en España es de gran relevancia, ya que tiene como objetivo garantizar el acceso a la banda a precios asequibles para toda la población, especialmente en zonas rurales, de baja densidad de población, dispersas y remotas. Su enfoque en mejorar el acceso digital en áreas menos urbanizadas es un testimonio de nuestro compromiso con la inclusión digital y la equidad. Este programa no solo impulsa la conectividad, sino que también abre puertas a nuevas oportunidades económicas y sociales para las comunidades rurales.
Digitalización, motor de igualdad
Mirando hacia adelante, nos esforzamos por construir un futuro donde la digitalización sea un motor de igualdad y oportunidad para todos. El sector tecnológico desempeña un papel cada vez más crucial en la economía, transformando todos los sectores, desde la industria hasta el comercio y los servicios. En 2022, este sector representó el 4,8% del PIB español y generó más de 1,2 millones de empleos, lo que evidencia su impacto positivo en el crecimiento económico del país.
Este fenómeno se observa claramente en la rápida adopción de tecnologías disruptivas, como el 5G, que se espera que se despliegue de manera generalizada en 2024. Esto abrirá nuevas oportunidades en áreas como la realidad virtual, la realidad aumentada, la inteligencia artificial y el aprendizaje automático, consolidando aún más la posición de España como un jugador clave en la transformación digital.
Sin embargo, estos avances tecnológicos también plantean desafíos para la consolidación de un sector fuerte y competitivo.
Uno de los obstáculos más evidentes es la complejidad de la regulación, que actualmente se presenta como hiperregulación fragmentada. En España, nos enfrentamos a una carga tributaria del 6,6% en el sector de las telecomunicaciones, la más elevada de la Unión Europea. Esta situación se ve agravada por otras cargas específicas del sector, lo que crea un ambiente poco propicio para la inversión y la competencia. Es esencial establecer un marco normativo e institucional que sea justo y equilibrado, fomentando la inversión y la innovación, al tiempo que permite a las empresas competir y contribuir a la generación de riqueza y empleo con una carga fiscal adecuada.
Talento digital
Otra de las cuestiones cada vez más apremiante trata de la demanda de profesionales cualificados. La brecha de empleo digital está en constante aumento, y la implementación exitosa de estas tecnologías necesita imperiosamente contar profesionales y especialistas capacitados. Según un estudio de DigitalES, la brecha de empleo en perfiles TIC se estima en 120.400 empleos sin cubrir. Identificamos 61 empleos emergentes con crecimientos de la oferta superior al 200% entre 2019 y 2022, sumando más de 11.500 ofertas de empleo.
Sin talento tecnológico, ninguno de los aspectos de desarrollo digital, incluyendo el despliegue de conectividad y servicios 5G o de aplicaciones basadas en IA, podrá ser posible. Para cerrar la brecha de habilidades digitales y satisfacer la demanda de profesionales tecnológicos, es fundamental invertir en educación y formación. Esto incluye no solo la formación técnica en disciplinas STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), sino también el fomento de habilidades digitales en todos los niveles educativos. La colaboración entre el sector educativo, las empresas tecnológicas y el gobierno es clave para asegurar que los nuevos perfiles profesionales se adapten a la demanda de empleo tecnológico.
En conclusión, nuestro sector se encuentra en un punto crucial. Por un lado, ha demostrado ser un motor vital para el crecimiento económico y la transformación social. Por otro lado, enfrenta desafíos significativos que requieren una regulación cuidadosa, inversión en educación y formación, y una visión estratégica que equilibre la innovación con la sostenibilidad de negocio. Al abordar estos desafíos, España no solo fortalecerá su posición en la economía digital global, sino que también asegurará un futuro más próspero y equitativo para sus ciudadanos.