Índice de temas
Qué significa FinOps
Hay una tendencia nueva en la industria de la tecnología. La han denominado FinOps y es un acrónimo resultante de la fusión de los términos Finanzas y DevOps -las prácticas que agrupan el desarrollo de software (Dev) y las operaciones TI (Ops).
Qué objetivos persigue FinOps
En el entorno médico, cuando un problema de salud deja de manifestarse de manera aislada y comienza a repetirse con sintomatología similar en un número cada vez más extenso de pacientes, ese mal, hasta entonces caprichoso, se convierte en una enfermedad y se bautiza con una terminología determinada. FinOps no deja de ser un caso similar, el nombre con el que la industria aborda la enfermedad del mal rendimiento de la tecnología en las organizaciones y sus consecuencias para el negocio. Pero aquí la paradoja es que, en vez de denominar así a esta enfermedad, se ha sido más pretencioso y FinOps pretende ser, además, antídoto y cura.
Faltan especialistas de Finanzas y Operaciones TI
Y digo que resulta pretencioso porque siguiendo con el símil médico para poder acabar con cualquier enfermedad, de nada sirve conocer lo síntomas, sino investigar en las razones, en los orígenes de la afección, para centrar en ellos los esfuerzos. Pero FinOps, actualmente, carece de los especialistas necesarios para abordar esta labor. Introducir lo financiero en esta ecuación es aceptar la enfermedad como crónica y hace pensar más en cómo gestionar los costes que va a suponer asumirla que tratar de buscar su erradicación. Y digo lo de un mal crónico porque el mundo cloud ha actuado como una auténtica metástasis del mal rendimiento, extendiéndolo de manera descontrolada porque muchas organizaciones sin sus recursos tecnológicos “limpios” han asumido estrategias de transformación digital con los ojos vendados y se han encontrado con unos sobrecostes, no sólo enormes, sino también inesperados.
¿Por qué fracasa FinOps?
Desde mi punto de vista y creo que aglutino también la opinión de muchos profesionales, FinOps, tal y como está orientada ahora, representa un fracaso para la industria, ya que estos sobrecostes han obligado a la industria a analizar la tecnología desde un punto de vista exclusivamente financiero, alejándola de la que debería ser su verdadera función: una palanca de la dirección estratégica del negocio, misión que debería guiar las inversiones en ella.
Actualmente, y este dato sirve para corroborar esta visión, menos del 20% de las grandes organizaciones de nuestro país aborda estrategias FinOps eficientes y acordes a un enfoque adecuado, lo que evidencia la escasez de este tipo de herramientas capaces de conseguir su propósito. Y esta realidad va a seguir siendo la tónica predominante mientras que FinOps no se enfoque hacia los objetivos de negocio sino sólo como una herramienta para negociar meros sobrecostes ya que, debido a un mal rendimiento de la tecnología en origen, provoca un bucle de déficit financiero recurrente y creciente. FinOps debe deincluir metodologías robustas, herramientas capaces de rastrear y eliminar errores, detectar oportunidades de ahorro y respaldadas por unos recursos humanos suficientemente profesionales.
Pérdida de control
La tremenda complejidad de las nuevas arquitecturas de la “nube” ha convertido a este entorno en un verdadero “quebradero de cabeza” de costes para numerosas organizaciones incapaces de gestionarlo, y ello provoca también una progresiva pérdida de control de las organizaciones sobre su propia tecnología a favor de los proveedores de cloud, los propios hiperescalares y empresas terceras; actores que, paradójicamente, empujan la implantación de FinOps.
De hecho, la enorme complejidad de arquitecturas diferentes que conviven en la nube ha activado el incremento notable del coste de operación/explotación ya que numerosas organizaciones han tenido que pasar de modelos internos de equipos cohesionados y enfocados al mantenimiento de los sistemas a un coste predecible, a un modelo de dependencia de “expertos” en una o varias arquitecturas concretas, pero sin visión global de todas las que componen la infraestructura de la organización. Ello hace que sean empresas externas las que propongan y aporten esos expertos con el consiguiente crecimiento de los costes, una pérdida del control de la explotación y, en numerosas ocasiones, incluso la creación de tareas nuevas en la infraestructura que la propia organización desconoce.
Sobrecostes derivados de la migración a la nube
Como expertos en rendimiento, nuestra estimación es que las empresas asumen unos sobrecostes de en torno al 45% en sus proyectos de migración a la nube, resultado de la réplica de sus ineficiencias en este entorno y de los costes ocultos de los servicios cloud. Esta enfermedad se debe a la inexistencia de una verdadera cultura del rendimiento capaz, como en práctica médica, de identificar, analizar, medir y corregir cualquier disfunción. Mientras esta metodología no exista y se aplique con rigurosidad, los costes ocultos de los servicios cloud seguirán emergiendo de manera imprevista reflejando los picos inesperados de procesamiento por la elevada complejidad del entorno y a la necesidad de pujar a altos precios y a contrarreloj a profesionales especializados y escasos en el mercado para resolver la situación, y así hasta el siguiente incidente.
Sin duda, las organizaciones están ante un grave problema que, si atendemos a la evolución de la tecnología, a su complejidad creciente y a las exigencias de los usuarios, lejos de esperar síntomas de recuperación, sólo puede depararnos un empeoramiento constante. De nuevo, amparándonos en la terminología médica, ya sabe, ante un problema grave, lo primero es no perder la esperanza, pero, además, hay que buscar otra opinión profesional, de ello puede depender la vida.