En un momento en el que la tecnología es considerada por algunos una especie de tirano silencioso, por su capacidad para gobernar e introducir ideas de manera totalitaria, es importante evaluar si esta realidad es tal y cómo la definen estos usuarios, o, por el contrario, se trata de un aliado más en la larga cadena de la evolución humana.
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¿Es la IA una tecnología peligrosa?
Las tecnologías que utilizamos solo surgen en su versión optimizada y adaptada porque intercambiamos ideas con las personas sobre sus necesidades y desarrollamos y diseñamos nuestros productos en función de esas demandas. Un mundo paralelo irreal sólo lo ven aquellos que no se dan cuenta de que todas estas tecnologías actualmente tan demonizadas, como ChatGPT, se basan, en última instancia, en material producido por personas y también son evaluadas en consecuencia por personas.
Una reunión en línea es una gran alternativa, pero nunca puede sustituir a un encuentro real. Un texto producido por ChatGPT es sin duda una buena base y aunque pudiese reemplazar a uno o dos contenidos estándar, nunca podría hacerlo con todos ellos.
Las personas son lo más importante
En base a esto, no es una quimera decir que las personas son el activo más importante de las mismas. Las habilidades, el talento y la creatividad de los empleados son cruciales para el éxito y el crecimiento de una organización. Aunque la tecnología puede ayudar a racionalizar los procesos y a aumentar la eficiencia, en última instancia son las personas las que desarrollan ideas, impulsan la innovación y crean relaciones con los clientes.
Un texto producido por ChatGPT es sin duda una buena base y aunque pudiese reemplazar a uno o dos contenidos estándar
Sin embargo, también debemos abordar el papel de la tecnología. En un mundo cada vez más digitalizado, existe el peligro de que nos alejemos de la interacción humana y derivemos hacia un mundo paralelo irreal. Tenemos que asegurarnos de que la tecnología sirve como herramienta para apoyar y mejorar nuestras capacidades humanas en lugar de deshumanizarnos.
Depende de nosotros encontrar el equilibrio adecuado. Si utilizamos la tecnología con sensatez y damos prioridad al aspecto humano, podemos crear una cultura empresarial centrada en el ser humano. Esto significa apoyar, animar y capacitar a los empleados para que alcancen todo su potencial. Significa cultivar y reforzar el contacto humano y las relaciones interpersonales, ya sea dentro del equipo, con los clientes o en toda la organización.
No tenemos por qué aceptar un mundo análogo deshumanizado. Actuando conscientemente y aplicando la tecnología con prudencia, podemos garantizar que, como empresa y sociedad, seguimos siendo humanos y nos valemos de nuestros puntos fuertes para crear un futuro mejor.
