OPINIÓN

El papel de la IA en el futuro de la enseñanza



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En nosotros está la decisión de tratarla como una amenaza o como una oportunidad de construir un aprendizaje distinto del actual

Publicado el 19 sept 2023

Rafael Luengo

Learning Factory & Data Director de ODILO



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En la era de la digitalización, la inteligencia artificial (IA) se ha convertido en un factor disruptivo que transforma diversas industrias y sectores, y la educación no es una excepción. A medida que la IA avanza, se abren nuevas posibilidades para el sector educativo, que ha visto como en los últimos años la irrupción de las EdTech ha catapultado las posibilidades de aprendizaje a gran escala.

Ventajas de la IA en la educación digital

Entre las ventajas más plausibles de la IA, se encuentra la personalización. En el ámbito educativo, la IA ofrece la posibilidad de personalizar la formación como nunca antes. Unas herramientas que actúan como un multiplicador de la capacidad del profesor al analizar los datos sobre el rendimiento y las preferencias de los alumnos. Con esta información, pueden diseñarse estrategias de aprendizaje adaptadas de manera automática, lo que, de otro modo, requeriría un esfuerzo y tiempo significativos por parte del docente.

Una personalización que no solo tiene un impacto positivo en los docentes, sino que también beneficia a los estudiantes, ya que cada alumno es único y tiene unos requerimientos diferentes: algunos pueden aprender más rápido, mientras que otros necesitan un enfoque más gradual. La IA tiene el potencial de adaptar el contenido y la metodología de enseñanza a las necesidades individuales, lo que puede mejorar significativamente la eficacia del proceso de aprendizaje.

Cómo mejora la IA la formación de los alumnos

Pero, ¿qué factores se tienen en cuenta para recomendar la formación a los alumnos? Para comprender cómo la IA mejora la formación, es importante entender cómo funcionan los algoritmos de recomendación. Basados en tres fuentes principales de información, tienen como pilares: el catálogo de contenidos y sus metadatos asociados, las preferencias de los usuarios registradas en sus perfiles y los datos de uso de la plataforma y los contenidos.

De esta forma, cuando un usuario accede a la plataforma, el algoritmo procesa esta información para personalizar la experiencia de usuario. Así, recomienda contenidos relevantes teniendo en cuenta las preferencias y el historial de interacción del usuario, lo que asegura que cada usuario reciba contenido que sea relevante y adecuado a sus necesidades de formación.

A pesar de las promesas de la IA, enfrentamos desafíos importantes en su implementación en el campo de la educación. Uno de los desafíos más críticos es la precisión de las respuestas generadas por la IA. Si bien los modelos avanzados de LLM pueden parecer “inteligentes”, son esencialmente modelos matemáticos que generan respuestas basadas en patrones y datos. Esto significa que no siempre generan respuestas cien por cien precisas o inteligentes.

La educación es un ámbito en el que la precisión es crucial. No queremos que un profesor de historia enseñe que Julio César era un destacado bailador flamenco o que una profesora de matemáticas niegue el teorema de Pitágoras. Aunque los seres humanos también cometen errores, la tolerancia hacia el error humano suele ser mayor que hacia el error de las máquinas, especialmente cuando se trata de un área tan importante para el desarrollo de la sociedad y las personas como es la educación.

Recientemente, la llegada de asistentes de IA como ChatGPT ha generado debates sobre si estas herramientas son una oportunidad para el sistema educativo. Ante la popularidad de esta herramienta, algunos colegios e instituciones se apresuraban en prohibir el uso en las aulas, por considerarlas una amenaza para el plan formativo que desarrollan. Sin embargo, son muchos los que han caído rendidos ante sus múltiples ventajas en el sistema educativo.

Rol del ser humano en el proceso productivo

Y es que detener la avalancha de IA en la educación parece difícil. La IA ha llegado para quedarse, y es responsabilidad de la comunidad educativa adaptarse a este cambio. Es el momento de abrir un espacio para la reflexión en el que nos planteemos qué habilidades y conocimientos se van a requerir en un mundo en el que las soluciones IA estén totalmente maduras y asentadas. En nosotros está, por tanto, la decisión de tratarla como una amenaza sobre la que hay que establecer mecanismos de restricción y control, o como una oportunidad de construir un aprendizaje distinto del actual que nos acerque a un futuro donde cambie el rol de los seres humanos en el proceso productivo.

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