Estamos acostumbrados a escuchar cómo las nuevas tecnologías transforman sectores como el bancario, el asegurador, el turístico o, incluso, la medicina, pero, ¿qué está pasando con el sector primario? ¿Se están beneficiando los agricultores de las ventajas que ofrece el análisis de datos? ¿Puede machine learning ser una vía de optimización de los cultivos?
Los sistemas de riego inteligente son un claro ejemplo del potencial que la tecnología tiene para revolucionar también el campo
La transformación digital no es exclusividad de un sector concreto. Incluso la agricultura, un ámbito tan tradicional donde a priori la tecnología no parecía tener su foco, está viviendo muchas e interesantes novedades al respecto. Durante los últimos años han aparecido soluciones encaminadas a optimizar los procesos agrarios y mejorar la trazabilidad de sus productos. La evolución de la maquinaria y la aparición de nuevos dispositivos, como los drones para el control de plantaciones, son algunos de los ejemplos con mayor visibilidad hasta ahora pero, la revolución de nuestros campos va más allá.
Muchos ya hablan de la agricultura 4.0 y dentro de este concepto, además de las novedades tangibles que pueden verse en acción en muchas plantaciones, existen otros cambios menos visibles pero que quizá tengan un impacto mucho más radical en el futuro de este sector. Se trata de toda la innovación tecnológica que se está poniendo al servicio de los agricultores para conseguir mejorar el rendimiento de sus cultivos. Conceptos como Big Data, Internet de las Cosas, Machine Learning o Inteligencia Artificial (IA) son temas cada vez más candentes para los agricultores que desean optimizar sus procesos de cultivo, sacándoles el máximo partido posible a sus tierras.
¿Cómo maximizar el crecimiento de los cultivos con IA?
En GFT, contamos con un profundo conocimiento y experiencia en la aplicación de las tecnologías más innovadoras al servicio de la transformación digital de diferentes modelos de negocio. El campo no podía ser una excepción y, por ello, hace unos meses empezamos a trabajar en un proyecto con la compañía Sistemes Electrònics Progrés, con sede en Lleida.
En concreto, buscamos acercarnos a uno de los aspectos más cruciales para los agricultores: el regadío. En un país donde la lucha contra el desperdicio de agua es crucial, crear verdaderos sistemas inteligentes de riego puede asegurar el futuro de muchas familias. Desde nuestra experiencia, sabemos que los datos son clave y, como ya sucede en otros sectores, estamos convencidos que pueden ofrecernos una información valiosísima también en la agricultura. Gracias a las últimas tecnologías, los datos pueden convertirse en el punto de partida de una revolución en el riego. Por su parte, Progrés como una de las compañías de referencia en la automatización del regadío, podía proporcionarnos toda la materia necesaria para hacer simulaciones, ver las posibilidades reales y sacarle todo el partido posible a esos datos que ya manejan.
Una vez automatizado el proceso de riego, hay que dar un paso más para pasar de un modelo dirigido por la experiencia del labrador a un modelo basado en la experiencia de los datos, independientemente del conocimiento del sector. El objetivo que nos planteamos en este proyecto era contribuir a la mejora del crecimiento de los cultivos en los campos gracias a tres puntos clave: la irrigación en los momentos más correctos; la minimización del desperdicio de agua y, por último, la determinación exacta de los valores de humedad en el suelo de cualquier lugar.
Como punto inicial, nos basamos en los datos recopilados por los sensores que Progrés instala habitualmente en los campos y, así, fuimos capaces de extraer información tan interesante como el nivel de agua en tiempo real en el suelo, los niveles de viento, el PH del terreno, la humedad a diferentes niveles, en general, valores de clima, suelo y planta. Las variables disponibles son muchísimas y, para ajustar la predicción de crecimiento de un cultivo concreto, es necesario considerar el mayor número posible de ellas. Para ello, es totalmente necesario apostar por la IA.
Lo que hemos constatado con esta colaboración es que, gracias a la combinación de IA y al análisis de datos, es posible ayudar a los agricultores a predecir y maximizar sus cosechas. Pronosticar la humedad del suelo, aconsejar el nivel de fertilizantes más apropiado gracias al aprendizaje automático, realizar simulaciones de planes de riego gracias a Big Data, o desarrollar sistemas de ahorro de agua con IA son sólo algunos ejemplos de las muchas posibilidades que las tecnologías nos brindan en los campos.
En definitiva, la creación de verdaderos sistemas inteligentes de riego gracias a IA es sólo un claro ejemplo de las enormes posibilidades que la tecnología ya está ofreciendo al sector agrícola. Sin duda alguna, el futuro de los campos también pasa por la apuesta de sus profesionales por la innovación y la transformación tecnológica.