El mes de febrero ha sido convulso para la industria tecnológica y para la sociedad en general, y el mes de marzo sigue por los mismos derroteros. Las alarmas saltaron a primeros de año tras darse a conocer los impactos que estaba causando el coronavirus o virus covid-19 en China. A partir de ese momento, su alcance mundial ha hecho el resto. Más allá de sus efectos en el ámbito sanitario, acentuándose cada día que pasa en nuestro país, ha comenzado a rasgar la economía mundial.
Vimos cómo se cancelaba el MWC de Barcelona. En su momento había dudas al respecto sobre los motivos, toda vez que la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, aludía a “otras razones” para dejar claro que el virus no estaba detrás de esta decisión. Se habló de temas políticos derivados del Procès, del malestar de las grandes tecnológicas ante la posible implantación de la ‘Tasa Google’ o simplemente de la desidia que ya suponía para muchos de los expositores… A la larga, la decisión parece más que acertada. Y eso a pesar de que, mientras tanto, el ISE (Integrated Systems Europe) de Ámsterdam se celebraba en febrero con total normalidad contando con unos 80.000 asistentes, así como la RSA Conference de San Francisco, el mayor evento mundial de ciberseguridad que ha acogido a unos 40.000 directivos. Pero pienso que estos han sido los últimos coletazos de networking tecnológico, al menos de momento y hasta que se vislumbre un panorama más alentador. El resto de los certámenes se miran con lupa y la viabilidad para su puesta en marcha es cada vez más escasa.
Queda claro que el golpe de covid-19 se espera de gran magnitud. En la última semana de febrero y en estos días de marzo las bolsas mundiales se desploman: en un día el Dow Jones tuvo la mayor bajada de su historia y el Ibex sufría el mayor castigo desde 2011. Las previsiones apuntan además a caídas de más de dos dígitos en las ventas de dispositivos electrónicos y tecnológicos debido a la bajada de la producción.
El horizonte se ve oscuro y las expectativas de hace dos meses, al vislumbrar los expertos un año de “crecimiento moderado”, ya no valen. Sí conviene, y parece que en ocasiones se olvida, llamar a la sensatez, a la información fiable y contrastada y no dejarse llevar por una pandemia que en demasiadas ocasiones la gestamos nosotros mismos.