¡Cómo el wifi robó la Navidad!

Por Ralf Muntean, Country Manager de AVM en España.

Publicado el 29 Ene 2019

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Estas Navidades, según la consultora Deloitte, tres de cada diez regalos que Papá Noel o los Reyes Magos dejarán en los hogares españoles serán productos de electrónica de consumo que usan una conexión wifi, como smartphones, tabletas, ordenadores portátiles, videoconsolas, etc. Sin embargo, cuando sus destinatarios acaben de desenvolverlos y decidan probarlos, más de uno se llevará una sorpresa desagradable: no funcionan correctamente debido a las limitaciones de su red inalámbrica. ¡En enero habrá un montón de quejas, reclamaciones y devoluciones a los fabricantes por esa razón!

Los hogares españoles cuentan con una media de siete dispositivos con conexión wifi. Un número que no deja de crecer a medida que aparecen nuevos aparatos conectados a la red doméstica, como Amazon Echo. Esto añade una presión creciente sobre los routers, que son los dispositivos que forman el corazón de la red inalámbrica y proporcionan acceso a Internet a todos los puntos finales. El problema es que los routers con los que cuentan la mayoría de los hogares españoles no dan la talla. Debido a la actual política de hardware ‘obligatorio’ de los proveedores de servicios de Internet (ISP), los usuarios deben utilizar el router que les entregan al realizar la instalación. Un mismo router para todos, que generalmente es un modelo muy básico sin las últimas prestaciones (como WiFi AC de doble banda con velocidades de 1750 Mbps o más, MU-MIMO, WiFi Mesh, etc.).

Sin embargo, no todos los usuarios son iguales. Un router básico puede bastar para un hogar con uno o dos miembros que usan Internet esporádicamente. Pero no para un hogar familiar con tres o cuatro miembros conectados, que utilizan simultáneamente diferentes dispositivos para navegar por la red, comprar online, ver películas y series en streaming, jugar en línea, hacer copias de seguridad… Cada nuevo dispositivo que se añade a la red provoca que el rendimiento del wifi sea más lento e inestable. Este cuello de botella impide disfrutar de los servicios más avanzados, como por ejemplo las plataformas de vídeo como Netflix o Amazon Prime, o los últimos juegos multijugador de Steam.

Por supuesto, los usuarios españoles pueden comprarse otro router si lo prefieren y guardar el que les han entregado en un armario hasta que deban devolverlo (si no lo hacen, les pueden penalizar). Aunque, en ese caso, su ISP no garantiza que puedan acceder a todos los servicios incluidos en el paquete de voz, datos y televisión, ni les ofrece asistencia técnica para configurar la red doméstica. En otros países no sucede lo mismo. En Alemania e Italia, los usuarios tienen libertad para elegir qué router desean instalar cuando contratan una conexión a Internet. Los Países Bajos parece que pronto seguirán el mismo camino. Y más estados se sumarán a la tendencia, porque la libertad de elección del router ha demostrado ser más ventajosa tanto para los consumidores como para los propios ISP.

En España, por el momento, los usuarios deberán resignarse a seguir usando el router que les instale su operador durante todo el tiempo que tengan contratado el servicio. Un router que a menudo no se ajusta a sus necesidades y que quedará obsoleto con el paso del tiempo, dejándoles totalmente expuestos a las nuevas amenazas de seguridad cada vez más dirigidas a los dispositivos de acceso. Al igual que en el cuento del Grinch, los problemas con el wifi pueden ‘robar’ la Navidad a muchos usuarios españoles. ¡Esperamos que el año que viene las cosas cambien y ya no les arruinen la fiesta!

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Redacción Computing

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