Las grandes oportunidades exigen de un compromiso a la altura de las circunstancias. Del contexto y el escenario global sobre el que tenemos la responsabilidad de empezar a construir un proyecto en común capaz de ilusionarnos y hacernos avanzar como sociedad. Este 2021 ha supuesto un año para reafirmar este compromiso. Un año que siempre recordaremos como el punto de inflexión de una nueva España digital al servicio de la reconstrucción económica y social, justa y ambiciosa, a la que aspiramos.
El impacto de la pandemia y la aceleración del proceso de digitalización se ha manifestado como un elemento de catarsis con derivaciones excepcionales e históricas. Un impulso sin precedentes para transformaciones decisivas, destinadas a definir el marco global del mundo poscovid. Procesos clave cuya relevancia para la reconstrucción está precipitando cambios apasionantes en torno a los cuales estamos sentando las bases de un nuevo modelo para nuestro país con dos ejes esenciales: la transición energética y la transformación digital.
Hablamos de los dos pilares sobre los que España está articulando una estrategia de reconstrucción enormemente ambiciosa, orientada a promover y consolidar profundas reformas estructurales en nuestro modelo económico y productivo. Reformas trasversales cuyo objetivo pasa por el diseño de una recuperación que vaya más allá del mero rebote coyuntural de la economía. Por generar las condiciones y los mimbres a nivel estructural que permitan fortalecer nuestra economía, hacerla más resiliente y competitiva, para disminuir la dependencia de las fluctuaciones del ciclo económico.
Un año que siempre recordaremos como el punto de inflexión de una nueva España digital al servicio de la reconstrucción económica y social, justa y ambiciosa, a la que aspiramos
El Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia y la agenda España Digital 2025 suponen la hoja de ruta sobre la cual el Gobierno de España va a articular una apuesta sin precedentes por la economía verde y digital como vector de transformación de un modelo con un enorme potencial en estos ámbitos. Una apuesta para la que contamos con una posición de partida que nos permite proyectar una España digital, sostenible y con impacto en la realidad social de nuestro país de referencia en todo el mundo. Contamos con el sistema de infraestructuras, el talento y la voluntad política para creer en una España líder en desarrollo tecnológico sostenible y de vanguardia. Con la garantía que nos ofrecen los recursos del Fondo Europeo de Recuperación, del que casi un tercio será destinado a digitalización.
Una inversión sin precedentes que marca el inicio de una apuesta firme y decisiva por la transformación digital como palanca de cambio fundamental sobre la que comenzar a construir un modelo más productivo, eficiente y competitivo como eje principal para la reconstrucción de nuestro tejido productivo. Este es el proyecto de país que ya está en marcha y que durante 2021 ha marcado el inicio de una nueva era en la que el compromiso con el progreso económico y social de España pasa por entender la digitalización como un asunto de Estado. Por entender que solo gracias a un pacto trasversal e intergeneracional en torno a una España digital de referencia estaremos en condiciones de aprovechar esta oportunidad única de avanzar en el bienestar social de todos los españoles y españolas.
Un compromiso que exige una mirada larga suficientemente ambiciosa como para aspirar a transcender gobiernos y legislaturas en beneficio de una idea de país común y solidaria. La realidad económica y social de nuestro país exige que este compromiso sea el que marque el trayecto que desde lo público tenemos la responsabilidad de liderar mediante políticas que garanticen un desarrollo tecnológico social y humanista: un progreso digital, social y económico, para la mayoría, que sea tangible y genere impactos reales. Sigamos avanzando hacia la nueva España Digital.