El mundo entero se encuentra inmerso en un periodo de transformación digital que afecta a todos los elementos de nuestra vida: la comunicación, la movilidad, la vida laboral, la forma en la que acudimos al médico o viajamos, incluso, a cómo nos relacionamos.
De hecho y como recoge la ONU en uno de sus artículos, es la primera vez en la historia que una innovación avanza tan rápidamente como lo han hecho las tecnologías digitales. Así, y según este organismo internacional, en apenas veinte años han llegado a cerca del 50% de la población del mundo en desarrollo y han transformado las sociedades.
Nunca antes hemos estado tan vinculados al desarrollo de las herramientas tecnológicas como hoy. Pero para continuar con esta evolución y prepararnos para el segundo cuarto del siglo XXI, hay que entender que ya no vale el desarrollo tecnológico por el desarrollo tecnológico. Tenemos que pensar en que los avances en la tecnología aplicada tengan un claro propósito: el de realizar mejores productos y servicios que tengan un impacto cada vez más positivo en la vida de las personas.
Esta tendencia ya está emergiendo en distintos sectores, tal y como recoge el informe ‘Hacia un uso humanista de la tecnología: Una mirada al sector sanitario, medioambiental, industrial y empresarial’, elaborado por la Escuela de Ingeniería, Ciencia y Tecnología (ESICT) de la Universidad Internacional de Valencia. El documento aúna las conclusiones de las jornadas online Techmeets, organizadas por ESICT, en las que se aborda el impacto que la tecnología aplicada con propósito tiene en diferentes sectores como el industrial, el empresarial, el sanitario y el medioambiental.
La robótica colaborativa, a diferencia de los robots tradicionales, detecta la presencia de personas para interactuar con ellas
Industria 4.0
Entre las tecnologías disruptivas en este sentido y dentro del ámbito de la Industria 4.0 emergen dos destacadas. La primera, la robótica colaborativa que, a diferencia de los robots tradicionales, detecta la presencia de personas para interactuar con ellas, conectando a operario y máquina. Esto incrementa la eficiencia en la productividad, reduce el coste de los procesos y genera un importante aumento de la calidad. La segunda, los gemelos digitales, que permiten simular un espacio virtual que se conecta con los sistemas de una planta, en tiempo real, para estudiar diversos escenarios como la incorporación de un nuevo procedimiento o nuevas líneas de producción, incluso antes de que se realice la inversión.
La clave de esta tecnología es la capacidad de integración de datos, lo que permite la anticipación y la toma de decisiones más acertadas, para responder de forma oportuna ante cualquier comportamiento. Pero estos no son los únicos desarrollos tecnológicos que marcan la transformación industrial. La realidad aumentada y la realidad virtual; los avances en el Internet de las Cosas con el edge computing, el ‘energy harvesting’, la tecnología de identificación inalámbrica (RFID) y los nuevos wereables; y las soluciones MOM (Manufacturing Operations Management) aumentan su penetración en el sector para ayudar a dar respuesta a preocupaciones relacionadas con la visibilidad, trazabilidad y control de la cadena de valor en tiempo real y hacer nuestra industria mucho más competitiva.