El negocio de los ultraligeros entra en una nueva fase. Para contrarrestar el fenómeno del iPad, Intel destinó el año pasado 300 millones de dólares a desarrollar el concepto de Ultrabook. El objetivo era reinventar el portátil de toda la vida añadiéndole las mejoras que seducían a los usuarios de las tabletas, como arranque casi instantáneo, ligereza, mayor autonomía y materiales y diseño de vanguardia.
Ahora, Intel da un nuevo impulso a sus Ultrabooks con la aparición de la tercera generación de sus procesadores Intel Core, conocida por el sobrenombre de Ivy Bridge. En concreto, aprovechando la celebración de la mayor feria de componentes para ordenador del mundo, el Computex de Taiwan, el gigante del silicio ha puesto en el mercado cinco procesadores especialmente pensados para ultraligeros, aunque también aparecen otros seis CPU dirigidas a portátiles tradicionales y sobremesas todo-en-uno.
Como gran novedad frente a desarrollos anteriores, los nuevos Intel Core están dotados con transistores tridimensionales (Tri-Gate) fabricados en proceso de 22 nanómetros. Los transistores han sido generalmente planos, pero ahora, con el agregado de una nueva dimensión en forma de “aleta” que surge de la base, Intel es capaz de meter más capacidad de proceso en el mismo o en menos espacio.
Además, de esta forma el fabricante garantiza la vigencia de la famosa Ley de Moore (que dice que cada 18 meses más o menos se duplica el número de transistores en un circuito integrado). En la presentación de los primeros Ultrabooks con Ivi Bridge en España, Javier Galiana, director de consumo de Intel Iberia, aseguró que los nuevos procesadores ofrecen un 80% más de rendimiento que el de los chips que cargaban los portátiles hace solo dos años, y un 20% más que los de la segunda generación. Además, el consumo energético se reduce casi a la mitad, lo que es crucial en equipos destinados para ser transportados la mayor parte del tiempo.
Sin embargo, son muchos los analistas que consideran que el Ultrabook no acaba de despegar. La escasa disponibilidad de producto y su elevado precio (siempre rondando los 1.000 euros de PVP) están entre las causas. Galiana dice que en el mercado español hay una docena de configuraciones de Ultrabook de segunda generación. Sin embargo, la compañía espera que con Ivy Bridge aparezcan a nivel mundial más de 100 aparatos diferentes. En cualquier caso, solo el 20% de todos los portátiles que se venden a escala local por encima de 699 euros responden a las especificaciones de Ultrabook, según Intel. Por el momento, quedan lejanas las metas que se marcó el fabricante hace un año, cuando aseguraba que a finales de 2012 el Ultrabook debería suponer el 40% de todos los portátiles comercializados y en 2013 tenía que estar “plenamente asentado”.
Galiana asegura que las economías de escala ayudarán a Intel y a sus socios (Acer, Asus, HP, Lenovo, Samsung y Toshiba ya tienen preparados equipos con Ivy Bridge en España) a conseguir precios más competitivos (alrededor de 800 euros). En este sentido, revela que hay marcas que están experimentando con plásticos que dan las mismas prestaciones del aluminio (material muy habitual en los Ultrabooks actuales), pero que son mucho más económicos. Además, ayudará a seducir a muchos consumidores la incorporación de pantallas táctiles en los Ultrabooks de tercera generación, una mejora que la entrada en escena de Windows 8 en la segunda parte de este año va a propiciar. “Ya hay más de 30 diseños de Ultrabook con pantalla táctil y 10 con sistemas convertibles (el usuario elige en cada momento el tipo de pantalla que quiere tener)”.