La computación cuántica rompe todos los esquemas de lo establecido hasta ahora. Las leyes que comúnmente hemos aceptado y que están demostradas no funcionan en este campo. Aunque nos encontramos en un estado de infancia en cuanto a la madurez de la cuántica, las preguntas hay que realizarlas ya para ser capaces de enfrentar los retos de la cuántica universal a la que los investigadores llegarán más pronto que tarde.
El algoritmo de Shor podrá ser ejecutado rápidamente cuando se alcancen los 10.000 cúbits y nos encontraremos en un mundo sin secretos, porque la cuántica podrá averiguar cualquier cifrado de los que ahora mismo se consideran seguros.
Ante esta situación, que llegará más pronto que tarde, las empresas y las naciones deben plantearse cómo encriptar sus datos y cómo hacer frente a esta amenaza. Mientras que las compañías miran hacia otros retos, los «enemigos» ya están recolectando información para descifrarla cuando sea posible, lo denominado «harvest now, decrypt later».
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Estudio sobre computación cuántica
ISACA, junto con el experto Ramsés Gallego, ha realizado un estudio para tomar el pulso al conocimiento de la computación cuántica en las empresas. En el análisis han participado 2.685 profesionales globales, de los cuales 529 son de Europa, y que trabajan en áreas de confianza digital como son ciberseguridad, auditoría, gestión de riesgos y privacidad de los datos.
Centrándonos en los datos europeos, el estudio es alarmante. Las empresas esperan beneficios de la computación cuántica, pero no están preparadas ni mentalizadas para los cambios que traerán. Solo el 33% de los encuestados tienen una buena comprensión de las capacidades de la cuántica. Si bien, el 44% de las personas opina que la computación cuántica creará innovaciones revolucionarias y el 51% afirma que cambiará las necesidades de habilidades de las empresas.
Estándares postcuánticos
Otros datos relevantes tienen que ver con la seguridad. El 67% está preocupado por que la computación cuántica rompa el cifrado actual de Internet y el 61% sostiene que creará nuevos riesgos comerciales. Pese a esta concienciación, el 40% no conocen los planes de actuación de su empresa y solo el 5% de los profesionales europeos comprenden los estándares de criptografía postcuántica del NIST.
El NIST ha publicado tres estándares de criptografía post-cuántica, diseñados para resistir los ataques de computadoras cuánticas. Estos estándares incluyen algoritmos de firma digital, cifrado de clave pública y establecimiento de claves. Con los estándares postcuánticos se asegura que, llegado el momento de universal quantum, no se pueda descifrar ni acceder a los datos.
Mientras que las compañías y las naciones tienen otras prioridades y retos, el estudio de ISACA, afirma que el 63% de los ciberdelincuentes ya están recopilando datos para descifrarlos cuando sea posible. Sin embargo, el 52% afirman que su organización no tiene previsto integrar la computación cuántica en su hoja de ruta tecnológica.
Para enfrentarse a estos retos se debe desarrollar planes de acción con los que entender los mecanismos y educar ante el algoritmo que romperá todos los secretos. Por ello, Ramsés Gallego, experto en computación cuántica, anima a comprender dónde están y transitan los datos para llevarlos a cifrados postcuánticos. «Hay un desequilibrio entre lo que comprendo de la cuántica y sus amenazas y la reacción postcuántica», sostenía el experto.
«Con el cifrado postcuántico se podrá saber si alguien ha sido espiado porque al observarlo se romperá», confirmaba Gallego.

Computación cuántica: ya, pero todavía no
Otro de los problemas descubiertos en el estudio es que muchos subestiman la rapidez con la que la computación cuántica puede generalizarse y romper el cifrado existente. El 59% afirma que no han tomado ninguna medida para prepararse y solo el 3% dice que es una prioridad empresarial alta para el futuro cercano.
Si bien, solo el 35% cree que la computación cuántica será mainstream en los próximos años, ignorando las señales claras del mercado y de los investigadores. En cuanto a la pregunta de cuándo llegará el universal quantum, el 61% de los encuestados está en la horquilla de entre 5 y 15 años.
Los encuestados ven oportunidades de negocio en la cuántica y consideran que traerá innovaciones revolucionarias al sector empresarial.
España, con labores pendientes en cuántica
El pasado 24 de abril, el Gobierno anunció la nueva estrategia cuántica que contempla una inversión pública de 808 millones de euros y prevé movilizar otros 700 millones. Esta es una oportunidad clave y llega en un momento crucial por la disonancia que hay entre la conciencia del riesgo cuántico y la implementación de medidas.
«El tejido empresarial español no está preparado para los retos que supone la computación cuántica. Esta tecnología es tremendamente disruptiva, con un impacto inequívoco en la manera que tenemos de crear y guardar. En este sentido, el anuncio del Gobierno, de la mano del ministro Óscar López, de una estrategia nacional de ciberseguridad asociada a la computación cuántica, m parece de una extremada relevancia, con una inversión multimillonaria», ha afirmado Gallego.
Conclusiones del estudio
Existe una clara disonancia entre la percepción del riesgo y la adopción de medidas. Aunque la mayoría de los profesionales reconoce la amenaza cuántica, la falta de planificación estratégica refleja una vulnerabilidad estructural preocupante.
El bajo nivel de familiaridad con los estándares criptográficos postcuánticos, pese a haber sido publicados oficialmente en marzo de 2025, pone de relieve una necesidad urgente de formación técnica especializada. A ello se suma la carencia de hojas de ruta para la adaptación de sistemas heredados, especialmente en entornos industriales y sanitarios.
La computación cuántica no es una amenaza hipotética a largo plazo: los cibercriminales ya están recolectando datos cifrados para descifrarlos en el futuro mediante esta tecnología. Esto hace imprescindible que las organizaciones identifiquen desde ahora qué datos y sistemas podrían quedar comprometidos y planifiquen su transición a entornos resistentes a la cuántica.