La cumbre del G7 celebrada en Biarritz, Francia, ha servido como escenario para que Donald Trump y Emmanuel Macron lleguen a un acuerdo sobre el impuesto a los servicios digitales que grava la denominada, y no exenta de polémica, Tasa Google. Ambos presidentes han pactado la posibilidad de crear un impuesto común para todos los países miembro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) sin sufrir las represalias que en forma de aranceles a Francia había anunciado Trump.
De esta manera, la fórmula gala planea devolver a las compañías afectadas por la famosa tasa, -en su mayoría, empresas estadounidenses como Google y Apple-; todos los ingresos recaudados hasta 2019 de manera retroactiva. Esta solución favorece a Pedro Sánchez, ya que la Tasa Google es una de las grandes apuestas del PSOE y a la que parece que podrá acogerse en su versión internacional.
De esta manera, Macron se comprometería a mantener un gravamen por operaciones en servicios de publicidad dirigida en línea, servicios de intermediación en línea y venta de datos obtenidos a partir de información proporcionada por el usuario en el 3%, o por debajo de esta cifra, dejando la puerta abierta a adaptar la normativa a próximos cambios pactados a nivel internacional.