No obstante, esta subida no ha traído consigo el impulso de las empresas nacionales, pues los datos de la CNMC demuestran también que los españoles compramos más a empresas extranjeras, lo que ha supuesto que el saldo neto exterior tuviera un déficit de 1.226 millones de euros en 2014. De estas compras que se hacen fuera de nuestro país, el 90,6% se han dirigido a la Unión Europea, seguidas de Estados Unidos (3,9%).
Y es que todavía queda un gran camino por recorrer para que la gran mayoría de empresas españolas se hagan un hueco en la Red de redes. Un estudio del Instituto Nacional de Estadística afirma que, durante el 2014, el 17,6% de las empresas nacionales de más 10 trabajadores vendieron sus productos o servicios por Internet o, lo que es lo mismo, solo dos de cada diez empresas tiene una tienda online.
Un dato que, si acudimos al informe ePyme de 2014, recientemente publicado, nos muestra que es consecuencia de la pobre cultura tecnológica que impera en España: un tercio de las compañías en nuestro país no están conectadas a Internet (una de cada cuatro no tiene siquiera ordenador), el 72% no tiene una página web corporativa, y solo dos de cada 10 empresas les dan a sus trabajadores dispositivos portátiles para que puedan conectarse a Internet.
Presencia online de las empresas europeas
Reino Unido (127,2 billones de €), Alemania (71,2 billones) y Francia (56,8 billones) acaparan el 60% de las ventas de comercio electrónico en Europa. Esto se debe, en gran parte, a que esa cultura tecnológica de la que hablábamos está mucho más arraigada en estos países, lo que hace que sus empresarios confíen y apuesten de manera natural por impulsar sus negocios en Internet.
De hecho, cada vez está más de moda crear empresas puramente digitales, es decir, sin una sede física donde los clientes pueden acudir a comprar sus productos o servicios. Los fundadores de estas empresas, que en su día nacieron como startups, supieron ver el filón de Internet y encontrar su propio nicho de mercado, logrando posicionarse entre las empresas de referencia de sus respectivos sectores.
Un ejemplo claro de compañía online de éxito es el gigante inglés ASOS. Desde su puesta en marcha en el año 2000, esta tienda internacional de moda ofrece más de 50.000 líneas de productos de marca propia y externas y realiza envíos a más de 3 millones de personas de cerca de 190 países.
En Berlín, la principal cuna de startups de Europa, la plataforma homify poco a poco va encontrando su espacio como referente para los amantes del diseño, la arquitectura y la decoración. A esta página, que nació hace apenas dos años, ya hay inscritos más de 50.000 expertos que, con sus proyectos y sus cerca de medio millón de imágenes, inspiran a cerca de 2 millones de seguidores en facebook.
Por su parte, Le Boin Coin es la web de compra-venta más famosa de Francia. Nacida en 2006, el equivalente francés de Ebay o Amazon se encuentra entre las 10 páginas más visitadas en el país bretón, con 8 millones de usuarios únicos al mes y 25 millones de anuncios publicados.
Ante este panorama, está claro que las empresas españolas tienen mucho margen de mejora y deben adaptarse más rápido a las nuevas formas de negocio digitales.