En 1987, justo antes de que se produjera la Revolución de Terciopelo que lideró el carismático y polifacético presidente Vaclav Havel y que supuso el fin del monopolio político del Partido Comunista en la antigua Checoslovaquia, dos informáticos inquietos crearon el antivirus NOD32. Eran Miroslav Trnka y Peter Paško, que unos años más tarde, con el capitalismo ya reinando en el país, se aliaron a Rudolf Hrubý y pusieron las bases de Eset, que es el nombre que daban en el antiguo Egipto a la diosa de la salud, el matrimonio y el amor.
Desde ese momento, la compañía eslovaca de los antivirus no ha hecho sino crecer. Hoy, cuando celebra 30 años del programa NOD32, Eset tiene más de 100 millones de usuarios en todo el mundo, 1.400 empleados y oficinas en 200 países. Además, el año pasado la compañía logró ingresar 450 millones de euros. Asimismo, las previsiones de futuro son ambiciosas. Por lo pronto, en Bratislava va a empezar a construir unas oficinas centrales en las que va a invertir 100 millones de euros y que, además, según Josep Albors, responsable de investigación de Eset en España, servirán para dotar de recursos públicos al barrio de la capital eslovaca donde irán enclavadas. Esta nueva sede deberá estar lista en 2022, año en que la cifra de empleados de Eset debería rondar 2.200 empleados, casi el doble que en la actualidad.
Un modelo de negocio particular
Eset vende a través de oficinas en unos 200 países de todo el mundo, pero sólo una veintena son propias y están atendidas por personal contratado por la propia compañía. En el resto de emplazamientos, la firma recurre a un modelo de asociación fuerte con partners locales. En España, por ejemplo, el socio que organiza toda la venta del antivirus es Ontinet, mayorista de la localidad valenciana de Ontinyent que empezó siendo una tienda de hardware de barrio y que en las dos últimas décadas ha ido creciendo al calor de Eset. Josep Albors habla de “Eset operado por Ontinet”.
De todas formas, matiza que no se trata de un modelo tradicional de fabricante-mayorista, puesto que Ontinet, que hoy ya cuenta con 50 empleados, participa en el desarrollo de producto, haciendo propuestas que salen de las demandas que le transmiten sus clientes y distribuidores. La prueba de que estamos ante un mayorista peculiar es la existencia de un puesto como el del propio Albors, que se dedica en Ontinet a tareas de investigación y divulgación, un perfil raro en el canal de distribución.
Además, Albors recuerda que Ontinet hace protección de clientes cuando dos o más distribuidores de su extensa red (unas 4.000 compañías en todo el país) entran en conflicto. También mantiene unos márgenes “muy aceptables” que pueden llegar al 35% del precio del antivirus. Como resultado, Ontinet ha conseguido que España sea el país del mundo con una mayor renovación de producto en el entorno de empresa (casi un 90%), y el tercero en renovación en hogares.