En los últimos años el mercado TI ha operado una metamorfosis sin precedentes. Se ha producido una bajada de los márgenes en la distribución del hardware, a lo que se añade una commoditización de las tecnologías habituales. Al mismo tiempo, han aparecido nuevas tecnologías basadas en Internet que han roto los esquemas convencionales: cloud, analítica, networking, ciberseguridad, inteligencia artificial, Device as a Service… “Los integradores clásicos no han evolucionado en muchos casos, debido a que no se ha producido un relevo generacional o no se han adaptado a los nuevos tiempos, y muchos han desaparecido”, describe Moisés Camarero, director general del Grupo Compusof, una compañía vinculada tradicionalmente a Hewlett Packard, que ha conseguido virar a este nuevo horizonte a partir un plan estratégico que llamaron Hermes y en el que establecieron los ladrillos de la nueva hoja de ruta.
En 2013, Compusof trazó un nuevo proyecto que se orientaba en dos ejes: “Buscar nuevos clientes más rentables y nuevas líneas de negocio como el almacenamiento, la seguridad y el outsourcing”, pero ha sido en movilidad donde ha puesto esta compañía gran parte de sus esfuerzos por tratarse de la gran estrella protagonista de la transformación digital. Compusof ha dado un salto cualitativo orientándose a la movilidad industrial, “un mercado de nicho y como tal más rentable”. La compañía se ha asociado con Zebra (apenas llevan seis meses juntos), fabricante de dispositivos rugerizados, software y redes para la automatización de industrias, que tiene una cuota de mercado del 60% en este entorno industrial. Como primer fruto de esta alianza se encuentra un proyecto en Madrid para el suministro de tablets rugerizadas por un montante de 600.000 euros.
Inteligencia artificial
Compusof no podía dejar pasar el tren de la inteligencia artificial y así lo ha hecho asociándose con una empresa española que ha ideado un nuevo concepto al que llama ‘conectores cognitivos’, unas piezas de software moldeables para cualquier tipo de aplicación y que puede abrir las puertas a nuevos modelos de negocio. Camarero enumera cuatro casos de uso que dan una idea del potencial que conllevan estos “cerebros cognitivos que funcionan con inteligencia, algoritmos y bases de datos”. El primero de ellos es el de una aseguradora mexicana que estaba desbordada por cientos de facturas provenientes de los siniestros y tenía a todo un ejército de médicos y abogados trabajando a destajo para validar los pagos y las coberturas. Con esta herramienta, la revisión de los contratos y sus vinculaciones médicas la realiza el conector cognitivo y simplifica todo el proceso y la toma de decisiones.
El integrador se ha asociado con una firma española especializada en ‘conectores cognitivos’, y también participa en una alianza con Zebra para la venta de dispositivos de movilidad industrial
Un segundo ejemplo también comercializado es en Coca Cola Company, que perdía millones de dólares en el ajuste de albaranes de entrega con uno de sus grandes clientes en México. La solución del socio de Compusof es capaz de leer todos los tickets e incluso las correcciones a lápiz, y se acordó un modo de pago original, un pesito por pensamiento (lectura de un ticket). Como resultado, Coca Cola ha facturado 20 millones de dólares más con el mismo distribuidor. Un tercer proyecto se está desarrollando en la Guardia Civil, en la que se están creando patrones para localizar e identificar yihadistas a través de conversaciones telefónicas. El cuarto ejemplo tiene que ver con un piloto en un centro hospitalario madrileño, mediante el cual el sistema es capaz de predecir si un paciente puede terminar en la UVI de forma inmediata y tomar por tanto medidas preventivas. Moisés Camarero se muestra ilusionado con esta nueva línea de negocio, que no solo reporta ingresos económicos adicionales, sino que abre un horizonte de innovación saliéndose de las líneas más monótonas del negocio tradicional del integrador.