Durante los últimos años, la computación en la nube se ha consolidado como líder de las estrategias de transformación digital de empresas alrededor de todo el mundo. De hecho, Canalys estima que el gasto de las empresas en infraestructuras cloud aumentará un 23% a nivel mundial y alcanzará los 80.000 millones de dólares este año y los datos de IDC indican que el mercado cloud español alcanzará una tasa de crecimiento anual del 21,9% entre 2021 y 2025, lo que supone superar los 5.000 millones de euros en facturación.
La transición digital hacia un modelo basado en la nube es algo común para las empresas gracias a sus múltiples beneficios en productividad y eficiencia. Sin embargo, la migración cloud no deja de ser un proceso que conlleva cierto grado de complejidad sea cual sea el tipo de acceso a la nube y, de hecho, este se coloca primero entre las razones por las que algunas empresas no han dado el paso aún con un 37%, seguido por el coste (34%) y la seguridad (32%), según datos de Unit4. Por ello, para crear un plan de migración exitoso resulta imprescindible entender el nivel de dificultad, ya que a partir de entonces es cuando la empresa puede trazar la estrategia de implementación. En este sentido, atSistemas, consultora tecnológica 100% española, identifica 5 indicadores que ayudarán a las empresas a conocer la complejidad en el proceso de la migración cloud.
- Número de productos y de usuarios por producto. A la hora de realizar la migración cloud, una de las principales cosas a tener en cuenta es el número de aplicaciones que se van a migrar, así como el número de usuarios por cada una de ellas. Así, una migración pequeña a la nube será mucho más sencilla de realizar y menos costosa que una migración de un número considerable de aplicaciones. Antes de comenzar el proceso es recomendable depurar aquellas aplicaciones que no sean críticas para la empresa o que no se estén utilizando. De igual manera ocurre cuando el número de usuarios a migrar es alto ya que afecta directamente al tiempo estimado de la migración.
- Volumetría y tamaño de los datos. El número de usuarios y de aplicaciones a migrar a su vez va a afectar al tamaño de los datos y la migración y, por tanto, será más lenta y compleja dependiendo del espacio que ocupe la información. Este volumen de datos proviene de diferentes fuentes, como los de los propios proyectos, de repositorios de código fuente, de espacios de trabajo colaborativo, bases de datos de gestión de configuraciones, archivos adjuntos, entre otros.
- Versiones de los productos On-premise. Otro factor a tener en cuenta es la versión de los productos con los que la compañía trabaja en ese momento. Aunque todo dependerá de la aplicación a migrar, la mayoría de las veces será necesario tener actualizadas las versiones para poder realizar la migración a Cloud con éxito.
- Complementos comerciales y desarrollados a medida. El número de complementos a migrar es otro factor que determinará el grado de complejidad, pero también su grado de uso e importancia para la propia empresa. En este sentido, puede ser que algunos de los complementos no existan en el entorno cloud o que haya alternativos, o bien que la empresa tenga complementos desarrollados a medida. Por ello y, de nuevo, será importante evaluar la compatibilidad de los mismos con el cloud objetivo de la migración. Existen casos como el de Netflix, que en algo más de 7 años pudo convertirse en una empresa cloud-native tanto migrando algunos de sus sistemas como construyendo otros nuevos, lo que les permitió expandirse en 130 países a partir de 2016.
- Integraciones con otras herramientas. Las integraciones entre herramientas son uno de los retos principales para el 40% de las empresas, según un informe de Mulesoft y Deloitte de 2022. Pero, en el caso de la nube, no sólo es importante que las aplicaciones sean compatibles con la instancia cloud a la que se va a realizar la migración, sino que también habrá que identificar si otras herramientas de salida y entrada con las que trabaja la empresa fuera del cloud pueden integrarse con el resto del ecosistema, siempre en la medida de lo necesario. Algunas de estas aplicaciones pueden ser el directorio de usuarios corporativo o el SSO, campos externos de base de datos o clientes externos que se conectan con el API, por lo que, además, si la empresa cuenta con muchas de estas herramientas, el proceso de migración aumenta en complejidad.