La Fundación Seres reúne a 140 de las empresas más importantes del país y promueve el compromiso del tejido empresarial con la mejora de la sociedad. Cada año, esta institución, en colaboración con la firma de servicios Deloitte, analiza el estado de la RSC en España. En esta entrevista, hablamos con su directora general, Ana Sainz, sobre la responsabilidad social en este país y qué ganan las empresas con una política clara y sostenida en este aspecto.
¿Cómo están las empresas españolas en cuestión de responsabilidad social corporativa (RSC)?
En cinco años hemos comprobado en Seres que las empresas se comprometen cada vez más y que la dimensión social está cada vez más integrada en la parte más estratégica de las compañías. De hecho, este año hemos comenzado a medir el grado de implementación de los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU) en las estrategias de RSC de las compañías.
La responsabilidad social parece un asunto de grandes empresas e instituciones, pero no de las pymes. ¿Está de acuerdo o están cambiando las cosas?
No es tanto una cuestión de tamaño de la compañía o sector, sino del compromiso social de la empresa y su propósito, porque hoy en día casi hablamos de la revolución del propósito. Está en la misión de Seres ayudar a la empresa a hacer más y mejor. Con conocimiento, con herramientas, con involucración de la alta dirección, etc. Y es esta actividad la que esperemos que ayude a las empresas en este camino.
“Estamos frente a la 4ª revolución industrial y lo más importante es no dejar a nadie atrás, poniendo el foco en las personas”
¿En qué aspectos inciden más las ayudas de las empresas a la sociedad? En otras palabras, ¿qué áreas y colectivos se buscan más a la hora de destinar los fondos de RSC?
La generación de empleo es clave para la inversión. Cabe destacar que más del 32% de los proyectos de RSE se han desarrollado en torno al empleo. En concreto, un 24% de las iniciativas se han orientado a generar oportunidades de empleo e integración laboral, convirtiéndose de este modo en el área en que se concentran el grueso de los proyectos. El 9% restante se ha llevado a cabo en el ámbito de la formación para el empleo. Así, el volumen de personas integradas laboralmente a final de año sigue creciendo de manera notable y casi duplica la cifra del informe anterior, pasando de más de 64.000 personas a 118.242 en esta edición.
Si hablamos de igualdad, queda camino por recorrer, pero los resultados del informe apuntan a que es una preocupación para las compañías y que está dentro de sus prioridades de actuación (63% de las compañías analizadas trabajan en la búsqueda de avances en la igualdad de género). Si hablamos de diversidad e inclusión, para nosotros es fundamental entender el momento en el que vivimos y las generaciones que conviven con sus diferentes características, así como el impacto en materia de diversidad y gestión del talento. Es algo así como lograr (en un sentido casi darwiniano) adaptarnos al mundo que nos espera.
Por último, si hablamos del grado de involucración de los empleados, creo que es interesante valorar cómo en esta V edición del Informe Seres-Deloitte se observa de nuevo una alta participación de trabajadores en el desarrollo de proyectos de RSE. En concreto, el volumen de participantes en proyectos de RSE se ha duplicado en los dos últimos años: 300.478 empleados se involucraron activamente en iniciativas relacionadas con la RSE durante el ejercicio anterior, frente a los 194.000 de la pasada edición. Desde las organizaciones se promueve un mayor compromiso con la RSE: el 83% de las empresas promueve el voluntariado corporativo, si bien el 90% contempla los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU) en su estrategia de RSE, un 8% más que el año anterior.
¿Qué debe tener en cuenta una empresa a la hora de plantear una política de responsabilidad social?
Las organizaciones pueden contribuir significativamente al desarrollo económico, social o medioambiental, ya sea a través de sus operaciones o de la creación de cadenas de valor. La empresa tiene capacidades para llevar a cabo un reto ambicioso: generar soluciones eficientes, eficaces y escalables al tiempo que sostenibles. Los ejemplos de empresas que ofrecen tanto resultados económicos como sociales han puesto de manifiesto que generar valor social es posible y se vislumbra como una oportunidad para generar resultados económicos, así como un impacto social positivo. Las empresas quieren avanzar, crear oportunidades de colaboración real ante los retos sociales, implementación de nuevos procesos de trabajo, mayor eficacia y sostenibilidad en los resultados, pero no es una tarea fácil.
“El valor diferencial no estará en el acceso a los datos o los algoritmos, sino en ganarse la confianza y el consentimiento de los clientes”
¿Qué gana una empresa con una estrategia fuerte y definida de responsabilidad social?
En Seres defendemos como elemento vertebrador estratégico la creación de valor para la sociedad y la empresa (valor compartido), para transformar la realidad empresarial y conseguir una sociedad mejor. Esto es: estrategias de negocio de las empresas como motor de cambio, como fuente de innovación social, como transformación necesaria capaz de impactar positivamente. Una especie de conexión entre progreso social y económico. Es importante resolver un problema social al mismo tiempo que tenga un impacto positivo en la cuenta de resultados. Esto, además de hacer sostenible el compromiso social de las empresas, tiene una consecuencia directa en la generación de alianzas, de cadenas de valor hibrido y, en definitiva, de otro concepto que es muy relevante para la competitividad de la empresa: la colaboración.
¿Qué alcance suelen tener los proyectos de RSC de las empresas españolas? ¿Se quedan en este país o abundan los que tienen alcance internacional?
Creo que las empresas españolas podemos estar orgullosas de lo que estamos haciendo, pero sin duda queda aún mucho camino por recorrer y no podemos ser excesivamente autocomplacientes. Es necesario pasar a la acción para conseguir una empresa y una sociedad más fuerte y más sana. En Seres nos obsesiona que siempre haya valor para todos y que esté integrado en la estrategia de las compañías. Hablamos casi en términos de lo que ya se debatía en la última edición del Foro de Davos: estamos frente a la 4ª revolución industrial y lo más importante es no dejar a nadie atrás, poniendo el foco en las personas.
Los proyectos que se acometen fuera responden a las necesidades de la población a la que se dirigen. Por otro lado, cabe aclarar que un modelo de negocio sostenible y responsable no depende tanto del tipo de empresa, sino del compromiso que tiene con la sociedad. Debemos pensar que, en un entorno regulado por consumidores propietarios de sus datos, el valor diferencial ya no estará en el acceso a los datos o los algoritmos, sino en ganarse la confianza y el consentimiento de los clientes.
“Es importante resolver un problema social al mismo tiempo que tenga un impacto positivo en la cuenta de resultados”
¿Hasta qué punto la responsabilidad social de las empresas de este país ha asumido los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, y que, entre otras cosas, buscan acabar con la pobreza, promover la educación de calidad, la igualdad de género o la sostenibilidad de las ciudades y los fondos marinos?
Son grandes los retos a los que nos enfrentamos, todos ellos recogidos como hitos para superar y cumplir con la Agenda 2030. Resolver mucho de estos retos es, sin duda, una gran oportunidad para la empresa para innovar, para adaptarse a las nuevas circunstancias y crear ventajas competitivas, contribuyendo con su actividad, con lo que mejor saben hacer, al desarrollo social. Desde Seres vemos a las empresas como agentes de cambio, que pueden actuar en clave de oportunidad. Nos gusta, de hecho, hablar de sostenibilidad y responsabilidad como dos caras de una misma moneda: sostenibilidad como una alusión al largo plazo, a lo estratégico, y responsabilidad a la forma de asegurar ese valor, al cómo.