Un camino sinuoso para la mujer directiva

La Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana se redactó en 1791 en el marco de la revolución francesa, uno de los primeros legados que aborda la emancipación femenina con objeto de dar a la mujer igualdad de derechos en relación a los hombres. A mediados del siglo XIX la lucha se extiende a la consecución del sufragio femenino y es en 1911 cuando se celebra el primer Día Internacional de la Mujer Trabajadora para reconocer el papel de igualdad de la mujer en la sociedad. Más de un siglo después puede decirse que este colectivo ha visto cumplidas sus reivindicaciones… ¿o no? como también se podrá argumentar. La situación de paridad ya conseguida hay quien la considera irreal al analizar la función que desempeña la mujer en la alta dirección de las organizaciones empresariales, un tema objeto de debate que suele provocar controversias. Es cierto que el tanto por ciento de directivas en los Consejos de las grandes firmas de nuestro país está en el entorno del 16%, e incluso las directoras generales representan solo el 8,4% del total; son cifras que invitan a replantearse la situación con cierta preocupación. En cuanto a los salarios, se observa asimismo cierta distancia frente al hombre: según el informe ICSA, en España los hombres directivos ganan un 18,6% más que las mujeres directivas. Estos datos refrendan una desigualdad inequívoca y parecen no revelar la capacidad y rendimiento empresarial que las mujeres pueden proporcionar; en este punto me gustaría dar un dato reciente según una encuesta mundial de Gartner, y que ilustra la inclinación innovadora de la mujer CIO; indica que para 2014 las CIO prevén incrementar sus presupuestos TI un 2,5%, frente al 0,2% de los hombres CIO… Pero como quedó constancia en el encuentro organizado por Computing y CIOnet, la mujer debe elegir y asumir riesgos; no son muchas las que apuestan por ámbitos tecnológicos, científicos y matemáticos (un 76% de hombres y un 24% de mujeres en EEUU) y sí en cambio en demasiadas ocasiones decantan la balanza hacia la familia o jornadas más reducidas difíciles de compaginar con la alta dirección. Creo además que es el momento de dejar de discernir entre ambos sexos, sin echar la vista atrás a etapas enterradas en la historia, y mirar aptitudes.