Según las previsiones de Gartner e IDC, en el año 2020 habrá aproximadamente unos 100 millones de empresas a nivel mundial, alrededor de 1.000 millones de hogares en el mundo y unos 10.000 millones de personas en el planeta. Pero lo más asombroso es que ya habrá más de 100.000 millones de sensores u objetos conectados.
Si llegara un marciano al planeta Tierra e hiciera un análisis numérico, podría llegar a la conclusión de que la especie predominante en el mundo son los sensores y que la raza humana es un elemento más del ecosistema.
Bien, pues esto es del todo imparable y por ello más que transformación nos viene un tsunami digital. Y lo califico de tsunami porque el efecto es el mismo que este fenómeno de la naturaleza. Me explico. Si hace pocos años hemos asistido al terremoto, la irrupción de los dispositivos móviles y al uso ya generalizado de Internet -no en vano, el negocio tradicional se ha trasladado a la red con pesos superiores al 60% y más del 80% de las conexiones a Internet se hacen desde dispositivos móviles-, ahora llega la consecuencia, el tsunami de ese terremoto, la generalización de la interconectividad a todos los niveles y efectos.
Hay que resaltar que IoT, Big Data y cloud generarán mejoras competitivas que pueden monetizarse a corto plazo. En España, un 40% de empresas habrá implantado tecnologías de Big Data en 2018 y un 48% habrá invertido en soluciones de IoT. Para ello, y dado que se trata de un ecosistema muy complejo, hay una necesidad imperiosa de trabajar con partners que sean capaces de demostrar su capacidad en estos temas. La especialización será un atributo importante en esta etapa de cambios.
En España, un 40% de empresas habrá implantado tecnologías de Big Data en 2018 y un 48% habrá invertido en soluciones de IoT
Relativo a la incorporación del IoT y del cada vez mayor volumen de información, el dato será además el elemento fundamental y estratégico en los próximos meses. Se convertirá en un activo estratégico, comercializado directamente por empresas o en marketplaces. IDC estima que al final de 2017 el crecimiento de los ingresos procedentes de productos basados en datos será el doble del crecimiento del resto del portfolio. Aquí será fundamental el papel de los consultores o empresas de servicios. Para ayudar no solo en la identificación de oportunidades de monetización de los datos, sino también en orientar la organización hacia este nuevo paradigma de funcionamiento.
La importancia de los sistemas cognitivos
Relacionado con la gestión de un número más elevado de información, se indica la necesidad de administrarla adecuadamente. Para ello la importancia creciente de herramientas como los sistemas cognitivos en el software empresarial. En 2018, en España, el 75% del desarrollo de software empresarial y los ISV incluirán esta tecnología. Dado lo novedoso de la oferta, las empresas deberán evaluar los roadmaps de los proveedores y probar plataformas cognitivas que aporten una propuesta real de valor. Además de seguir manteniendo infraestructuras, tanto on premise como en cloud, que den soporte eficiente a estos volúmenes de información.
En cuanto a cloud, la tendencia es que crecerá hasta suponer más de un 50% de la inversión del gasto de TI para 2020. La tecnología cloud será cada vez más la base para proyectos de transformación digital ligados a movilidad, Big Data o IoT, impactando de forma directa en la arquitectura de las aplicaciones empresariales y en la forma en la que se consume tecnología. Esto llevará a la necesidad de crear estrategias de ‘cloud first’ dentro de las organizaciones. Y también contando con que para 2018 más del 85% de las organizaciones confiarán en arquitecturas cloud de múltiples proveedores. En España, el 60% de empresas ya cuentan con cloud híbrido, valor que alcanzará el 85% en 2018 y con más de cinco proveedores como media. Para gestionar este tipo de entornos habrá especial atención a las soluciones de gestión unificada de carga de trabajo donde contar con un buen partner de servicios gestionados será cada vez más fundamental.
Se espera que haya una consolidación del mercado de proveedores de cloud para 2020. Los cinco principales actores (Amazon, IBM, Microsoft, Salesforce y Google) controlarán más del 75% del mercado. En 2020, más del 70% de las empresas líderes B2B de SaaS elegirán un socio estratégico de megaplataforma IaaS/PaaS, lo que implica que habrá un importante desarrollo de acuerdos. Pero insisto, la especialización en la gestión de infraestructuras transversales será fundamental y quien la ofrezca tendrá una muy buena oportunidad en el mercado.
Esto nos lleva a tener que replantear todo, absolutamente todo, para dar respuesta a esta situación de aluvión de información. El comprador ha tomado el mando, las ciudades y las fabricas nos ‘hablan’ y los productos y servicios requieren de una rápida adaptabilidad a estos compradores, ciudades y fábricas. Para poder dar respuesta a todo esto el primer punto de transformación debe ser o debe estar en los propios departamentos de TI de las empresas, que tienen que adaptar su forma de trabajar y dar servicio a los procesos de negocio de forma ágil, rápida y eficiente.
Es una transformación que atenta no solo a la tecnología, sino que también a las personas. Hay que adaptar la forma de trabajar y los procesos conocidos no valen. Se deben crear nuevas formas y procesos que den respuestas ágiles. La tecnología por fin como un servicio, no como un fin.
Pongo un ejemplo en el mundo industrial. La llamada Industria 4.0 ya es una realidad. La irrupción de los sistemas conectados y de las posibilidades de prototipación, la fabricación rápida y personalizada también son un hecho. Además, con la ya total irrupción de la realidad virtual y aumentada el mundo de la industria definitivamente ha cambiado.
En los años 80, en el mundo de las TI se produjo un fenómeno por la irrupción -o mejor dicho, disrupción- que provocaron las nuevas generaciones de procesadores. Estos dieron nacimiento a lo que se llamó ‘la informática distribuida’ porque se podía llevar el cómputo cerca de los lugares del proceso. Bien, pueden ir pensando en ‘la fábrica distribuida’, concepto que nos proporciona la irrupción de esta innumerable pléyade de sensores que permiten hacer procesos más ‘pequeños’, más ‘personalizados’ y sobre todo más ‘rápidos’. Para ello no hace falta una gran fábrica con una planificación mensual, semestral e incluso anual. Es necesario que se distribuya el proceso, se acerque a los lugares de consumo y los productos se fabriquen según necesidad y altamente personalizados al consumidor. La cadena de valor la manejarán las propias ‘fábricas interconectadas’ mediante diálogos digitales y el aseguramiento de la calidad y los constantes cambios de procesos de fabricación estarán cubiertos por los sistemas de realidad virtual y aumentada que darán soporte a esta variabilidad y aplicación inmediata.
Pueden ir pensando en ‘la fábrica distribuida’, concepto que nos proporciona la irrupción de esta innumerable pléyade de sensores
En resumen, estamos inmersos en este proceso y el principal reto es reeducar a las personas que hoy gestionan los procesos. Los que vienen ya lo tienen claro. Esto no es una revolución. No es un cambio para aprender nuevas formas de trabajo. Es entrar en el mundo del cambio constante y manejar esto es lo que nos hará sobrevivir.
Preparémonos a recibir el TSUNAMI.