En el año 2006 habrá en España seis millones de usuarios que utilizarán la banda ancha en sus conexiones a Internet, según las previsiones que maneja Luis Lada, director general de Estrategia, Planificación y Control de Gestión de Telefónica, y que ofreció durante la presentación de libro La Sociedad de la Información en España 2003. El directivo de Telefónica considera que el operador dominante controlará cuatro de esos seis millones de líneas existentes en España en 2006.
Por su parte, el informe, en su cuarta edición, refleja el incremento de la penetración de Internet en España durante el pasado año hasta el punto de alcanzar ya el 27,4 por ciento de la población mayor de 14 años -lo que se traduce en una cifra 9,6 millones de internautas-, aún lejos del 42 por ciento de la media los países de la Unión Europea. Buena parte del impulso a la Sociedad de la Información reside en el desarrollo de la banda ancha en los hogares españoles, ya que el 25 por ciento ya dispone de conexión de alta velocidad. Esta cifra, que sitúa a España como el líder en la aceptación de esta tecnología por porcentaje de penetración, ha influido además en el crecimiento del número de internautas porque muchos usuarios han accedido a la Red directamente a través de la banda ancha.
En el ámbito corporativo, el 73 por ciento de las empresas españolas dispone ya de Internet, lo que supone que durante el año 2002 se incorporan a la Red más de 50.000 corporaciones. El 29 por ciento de las empresas españolas dispone de web corporativa y el 20 por ciento realiza comercio electrónico. Entre las empresas, son las del sector financiero, de servicios, informáticas e I+D las que se encuentran a la cabeza de la implantación de Internet, mientras que, sin embargo, en comercio y hostelería el porcentaje se sitúa en el 65 por ciento.
El libro, que por primera ocasión incorpora el punto de vista macroeconómico y su relación con las TI, también realiza recomendaciones, entre las que destacan la necesidad de profundizar en la liberalización de los mercados de bienes y servicios, modificar el marco regulatorio de algunos sectores que hasta ahora han estado marcados por el control de la inflacción -como sucede con las telecomunicaciones con unos precios máximos fijados en algunos servicios- y un aumento de la flexibilidad del mercado laboral.
