El mundo ya no gira a la velocidad de la revolución industrial; vuela a la velocidad de la luz.
Es un hecho, nos encontramos en un estado de transformación constante, impulsado por un nivel de avance tecnológico sin precedentes.
La inteligencia artificial (IA), la automatización y la digitalización están redefiniendo casi (si no) todos los roles profesionales de una u otra forma, así como las habilidades requeridas para poder desarrollarlos, impactando por tanto de forma imperante en el futuro (y presente) del trabajo.
Ante este panorama cambiante, surge el quid de la cuestión para todos los líderes empresariales: ¿estamos preparados para la era del reciclaje permanente de habilidades, o nos arriesgamos a quedarnos obsoletos?
Me gustaría profundizar en este artículo en la imperativa necesidad de adaptación que deberíamos tener en el contexto actual, marcado por la rápida evolución tecnológica, explorando los desafíos y oportunidades que presenta la era de lo que denominamos ‘reciclaje permanente de habilidades’.
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¿Estamos preparados para la era del reciclaje permanente de habilidades, o nos arriesgamos a quedarnos obsoletos?
Alba Méndez
LHH Executive / Grupo Adecco
Para ello, analizaremos la importancia de aspectos clave, como la capacitación continua, la relevancia de las habilidades blandas (soft skills), el rol crucial de las organizaciones y, finalmente, el impacto transformador de la inteligencia artificial.
Índice de temas
El impacto disruptivo de la IA y la automatización
La irrupción de la IA y la automatización no es una simple evolución; es una transformación profunda que ha venido para alterar los fundamentos del mercado laboral.
Un ejemplo de ello lo hemos visto con muchos trabajos rutinarios y repetitivos, que están siendo automatizados generando incertidumbre y preocupación en ciertos sectores.
La IA sin talento no sirve de nada, por lo que no debemos concebirla como una amenaza, sino como una poderosa herramienta que puede potenciar nuestras capacidades humanas y nuestro valor
Sin embargo, es crucial evitar una visión catastrofista. La IA no se limita a desplazar puestos de trabajo; más bien, presenta la oportunidad de crear nuevos roles y funciones que requieren un conjunto diferente de habilidades.
Este cambio requiere una adaptación y un reciclaje continuo de las capacidades profesionales para mantenerse competitivo en un entorno en constante evolución y ahí, es donde compañías, empleados y la sociedad en general debemos ir de la mano.
Un estudio reciente realizado por The Adecco Group a 30.000 trabajadores en 23 países, ‘What’s Working? Navigating the AI Revolution and the Shifting Future of Work’, refleja esta realidad: si bien una mayoría cree que el impacto de la IA será positivo (62%), una porción considerable se muestra insegura sobre sus implicaciones laborales (24%), particularmente entre trabajadores de bajos ingresos y menor nivel educativo.
Esta brecha de acceso a la capacitación y la adaptación es un serio desafío que debe ser abordado de forma proactiva, donde evitar la desinformación es crucial.
El mito del desplazamiento laboral: hacia la transformación laboral
La narrativa del desplazamiento laboral debido a la IA es, en gran medida, un mito incompleto. Si bien es innegable que algunos puestos de trabajo se automatizarán, muchos más se transformarán y se crearán otros nuevos.
La clave aquí residirá en la capacidad de adaptación y en la formación continua. Un ejemplo de ello es el concepto de ‘trabajador incrementado por IA’, donde se pone de manifiesto esta transformación.
Está demostrado que los profesionales que aprenden a utilizar las herramientas y tecnologías de IA para mejorar su productividad y eficiencia serán más valiosos y se encontrarán en una posición de mayor ventaja.
En un mundo dominado por algoritmos y automatización, las soft skills o habilidades blandas, a menudo pasadas por alto, adquieren una importancia crítica
Este cambio de mindset no solo ha de venir del propio individuo, son las empresas las que también han de promoverlo.
La inversión en la formación de sus empleados en estas nuevas habilidades impactará positivamente en su desarrollo, preparando a su fuerza laboral para el futuro, no solo sobreviviendo, sino prosperando en este nuevo entorno.
Más allá del algoritmo: el poder inigualable de las soft skills
En un mundo dominado por algoritmos y automatización, las soft skills o habilidades blandas, a menudo pasadas por alto, adquieren una importancia crítica.
Estas habilidades intrínsecamente humanas, como la creatividad, la inteligencia emocional, el pensamiento crítico, la comunicación efectiva, la colaboración y la adaptabilidad, son difíciles de replicar por las máquinas.
Son estas habilidades las que nos permitirán destacar, resolver problemas complejos y adaptarnos a los cambios constantes del mercado laboral, por lo que es crucial tenerlas muy presentes.
Por ello, las empresas que prioricen el desarrollo de estas habilidades en sus empleados construirán una fuerza laboral más resiliente, innovadora y capaz de afrontar los desafíos futuros con confianza.
El rol fundamental de las organizaciones: cultivando una cultura de aprendizaje continuo
Como trasladaba anteriormente, la responsabilidad de la adaptación a la era del reciclaje permanente no recae únicamente en los individuos.
Las organizaciones juegan un papel fundamental en la creación de una cultura de aprendizaje continuo y el fomento del desarrollo de habilidades.
Esto implica una inversión significativa en programas de formación y desarrollo, que van más allá de las simples capacitaciones puntuales.
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Se deben implementar iniciativas que promuevan el reciclaje de competencias, incluyendo la actualización de las habilidades técnicas y la formación en habilidades blandas.
Crear un entorno que valore el aprendizaje continuo, ofrezca oportunidades de crecimiento profesional y fomente la experimentación, será clave para el éxito.
Además, otro punto fundamental pasa por garantizar la equidad y la inclusión en el acceso a la formación, combatiendo la desigualdad que limita el desarrollo de ciertos grupos de trabajadores.
La inteligencia artificial: una herramienta, no un reemplazo
En los últimos años se ha hablado mucho de la inteligencia artificial, pero ¿nos hemos parado a pensar en cuál es su valor añadido y por qué nunca va a ser un enemigo del trabajo humano?
La IA, sin talento, no sirve de nada, por lo que no debemos concebirla como una amenaza sino como una poderosa herramienta que puede potenciar nuestras capacidades humanas y nuestro valor.
Su adopción responsable y la integración de la IA en los procesos de trabajo requieren una adaptación y una inversión significativa en la capacitación de los empleados, por lo que la colaboración efectiva entre empleados e IA, donde cada uno se centra en sus fortalezas respectivas, es el camino hacia un futuro laboral más productivo y satisfactorio, donde haya oportunidades para todos.
Adaptación al futuro del trabajo
En definitiva, la inversión en capital humano para el futuro no es una amenaza; es una oportunidad.
La tecnología, al requerir una adaptación constante, nos impulsa a tomar las riendas de nuestro desarrollo profesional, a ser los arquitectos de nuestra propia evolución.
Es cierto que constituye un proceso que exige esfuerzo, pero que a la vez nos proporciona una mayor libertad y control sobre nuestra carrera profesional.
Al invertir en nosotros mismos, al cultivar nuestras habilidades blandas y adaptarnos a las nuevas realidades donde la tecnología juega un papel protagonista, no solo nos preparamos para el futuro, sino que fortalecemos nuestra capacidad de autodeterminación y construimos un futuro de trabajo más justo y equitativo, donde la humanidad es el verdadero motor del progreso.
Un 62% de los trabajadores cualificados con un alto nivel educativo cree que el impacto de la IA será positivo
Por tanto, volvemos a la pregunta inicial: ¿Estamos preparados para la era del reciclaje permanente?
La respuesta, tanto para las organizaciones como para los individuos, requiere un firme compromiso con la adaptación, la capacitación continua y la adopción de una visión estratégica que integre la tecnología y el talento humano de manera eficiente y productiva.
La tecnología nos hace más humanos, por tanto, la pregunta clave ahora es: ¿Qué acciones concretas estamos tomando cada uno de nosotros para asegurar nuestro lugar en este nuevo ecosistema?