Ahora que todo el mundo quiere ser digital, que las empresas beben los vientos por ser Uber o Ama[1]zon, miras a Movistar o a RTVE y ves un calco de Netflix o Amazon Prime Video. Ahora que tu banco te ofrece la mejor aplicación para tus finanzas domésticas y ya te ves manejando un ERP casero con el móvil. Ahora que el cliente se ha convertido en el eje de los negocios, un cliente del que sabes todo y al que no te cuesta llegar. Ahora que la inteligencia artificial forma parte de todos los procesos de negocio. Ahora es el momento de preguntarse si los usuarios están en sintonía con esta digitalización, o por el contrario tienen que emprender su propia metamorfosis digital y adaptarse a un nuevo modelo de trabajo y a una nueva forma de abordar las cosas.
Creo que habría que empezar por definir qué es realmente ser digital. Yo no lo tengo claro del todo, por muchas ruedas de prensa que he atendido y artículos leídos. No veo en las personas, hablo en general, una actitud digital, es decir, cumplir con agilidad con su trabajo sin meter valoraciones éticas, emocionales o de cualquier consideración. Veo a mucha gente que se atasca con tanto mensaje, que se aturulla con un exceso de noticias y que no sabe discernir cuál es el paso que seguir.
No veo en las personas, hablo en general, una actitud digital
Hay que limpiar las fuentes de información, dilucidar los mensajes que merecen atención y escoger aquellos contenidos que se adaptan a las aspiraciones de tus receptores. Como profesional debes adoptar un modo de actuación digital, satisfaciendo cualquier solicitud ya sea de tu jefe, de un subordinado o de un proveedor como si se tratase de ese cliente ideal al que todas las compañías cortejan.
Esta es la gran premisa, el trabajador es un profesional as a service que debe cumplimentar las necesidades de su ecosistema con prontitud y eficacia. Luego está la tecnología para acompañar en este proceso (contamos con muchas y valiosas herramientas que permiten la colaboración y la comunicación directa). Este es el gran cambio que deben adoptar los profesionales para acompañar a la gran transformación digital a la que está abocada su organización. Y su propia persona.
