Si buscásemos un término en el que todos coincidamos que describa el contexto de nuestro entorno sociopolítico y económico, ninguno seguramente será más acertado que el término VUCA. Volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad se han conjugado en estos tiempos para hacer más difícil nuestra capacidad de respuesta a los retos que nos enfrentamos. ¿Cuáles deben ser las prioridades en nuestra toma de decisión en un contexto que cambia tan frecuentemente? ¿Cómo evolucionarán los riesgos y, por tanto, cómo priorizar su mitigación? ¿Cómo reaccionaremos frente a los imprevistos que sucederán casi con toda seguridad?
Después de la tempestad que supuso la crisis sanitaria, nos encontramos ahora en un contexto incluso más complejo. Quizás nuestra experiencia nos invitaría a abordar una estrategia basada en permanecer alrededor de las cosas que conocemos, a no arriesgar y mantenernos en nuestra zona de confort. Pero este es un tiempo de incertidumbre diferente, el mercado sigue cambiando y ofrece también oportunidades que las compañías no pueden obviar. Las tendencias y tecnologías emergen en oleadas, y nuevos modelos de negocio son puestos a prueba cada día:
– El equilibrio entre los resultados de negocio y los retos de sostenibilidad, marcados por la agenda regulatoria y la sensibilidad social creciente en este ámbito. La digitalización es clave para el desarrollo de componentes de la economía circular o regenerativa.
– Open RAN y la aceleración de la implementación de soluciones empresariales basadas en tecnologías 5G.
– Web3 y la desintermediación de servicios en el sector financiero.
– La eclosión del metaverso, sus nuevas formas de colaboración y de consumo.
– La hiperpersonalización de nuestra oferta, lo que representa un cambio de paradigma en el encaje de nuestras estrategias de marketing con la información que gestionamos de nuestros clientes.
Acertar con las prioridades
Nuestro reto más complejo es acertar con las prioridades. Compaginar el seguir proporcionando excelencia en el área de soporte, incrementando la eficiencia y la calidad en la prestación de los servicios, mientras somos capaces de incorporar rápidamente nuevas tendencias y desarrollar las capacidades que se conviertan en impactos relevantes para el negocio. Capacidades como son:
– La inteligencia artificial y las operaciones eficientes sobre machine learning.
Las tecnologías digitales y del conocimiento ya forman parte de las tecnologías nucleares en todos los sectores, traccionan la transformación y atraen la innovación
– El despliegue de plataformas y blueprints de arquitectura sobre los servicios proporcionados por hiperescalares que capturen todo el potencial de la computación en la nube.
– La transformación de nuestros entornos legacy para reducir la deuda tecnológica y dedicar la inversión en innovación y no en mantenimiento.
– Aumentar la resiliencia de nuestras infraestructuras mediante la inversión estratégica en ciberseguridad.
Las tecnologías digitales y del conocimiento han pasado a formar parte de las tecnologías nucleares en todos los sectores, traccionan la transformación y atraen la innovación. El camino que hemos recorrido conforma nuestro principal activo. Una experiencia que ahora es imprescindible para abordar los nuevos retos y escoger nuevas direcciones a tomar. No es tiempo para proyectos a largo plazo sin un retorno claro, pero es tiempo para definir y continuar evolucionando, de desarrollar ventajas competitivas y de que el aprendizaje realizado madure y siga aportando beneficios.