En 2015, el Internet de las Cosas (Internet of Things o IoT, por sus siglas en inglés) seguirá en auge, vendiéndose aproximadamente 1.000 millones de dispositivos inalámbricos conectados a Internet, un 60% más que en 2014. Esta cifra supone alcanzar una base instalada de 2.800 millones de dispositivos.
El futuro de esta tecnología, según Deloitte, es prometedor, ya que a lo largo de los próximos cuatro años, se prevé que los ingresos de esta tecnología crezcan un 500% y el área de analytics, a su alrededor, podría llegar a crecer más de un 3.000%.
Según las previsiones en materia de Tecnología del informe “Predicciones 2015”, que elabora cada año Deloitte, y que analiza las principales tendencias para los próximos meses para los sectores de Tecnología, Medios y Telecomunicaciones, los servicios asociados que podrán prestar estos dispositivos alcanzarán un valor de aproximadamente 70.000 millones de dólares. Entre estos servicios se incluyen todos los planes de datos que serían necesarios para conectar los dispositivos a una red, los servicios profesionales (consultoría, implementación o análisis de datos) y otros como, por ejemplo, los descuento en las pólizas de seguros por instalar un dispositivo telemático en un vehículo o un dispositivo wearable (tecnología para llevar puesta) con fines sanitarios.
Aunque esta tecnología puede ayudar a los consumidores a controlar sus termostatos, luces y electrodomésticos (desde el lavavajillas hasta una cafetera), Deloitte predice que el 60% de todos los dispositivos inalámbricos IoT serán comprados, pagados y utilizados por empresas e industrias. En este sentido, más del 90% de los ingresos por servicios generados procederá de empresas, no de particulares.
Dar un impulso al IoT significa centrarse en el ciclo de vida del cliente y/o del producto. Las empresas de comercio minorista pueden beneficiarse del uso de datos en tiempo real para incrementar sus ventas, pero puede conllevar un cambio drástico en el modelo de negocio.
No obstante, la conectividad también introduce nuevos riesgos, y las empresas deben desarrollar garantías tanto en materia de prevención como en materia de respuesta si quieren reducir costes y aumentar la eficiencia operativa. Al entrar en juego la privacidad de los clientes, para las empresas será muy importante maximizar la transparencia si quieren fomentar la confianza del usuario.
Como ejemplo, las ventas globales de impresoras 3D superarán las 220.000 unidades en 2015, alcanzándose un valor de 160.000 millones de dólares, lo que representa un crecimiento del 100% en el número de ventas y del 80% en su valor en dólares con respecto al 2014.