Sin darnos cuenta, ya hemos superado el primer trimestre de 2018. Un año que se muestra interesante para muchos sectores como el nuestro, el tecnológico, donde según IDC Research España se espera un gasto en TI de casi 42 millones de euros en nuestro país, siendo el multicloud, la transformación digital, el edge computing o la inteligencia artificial algunas de las tendencias que marcarán el camino. Tanto es así que IDC señala un crecimiento del 42% en el gasto en transformación digital para 2019, año en el que el 45% de los ingresos de las empresas tendrán que ver con modelos de transformación.
De hecho, el camino empezado a recorrer ya es imparable. En algo menos de diez años, el 75% de las organizaciones europeas estarán transformadas digitalmente. Y no solo porque desde ya se haya empezado a abordar la transformación como una necesidad imperante; sino porque las startups u otros modelos de empresas que están naciendo o nacerán en los próximos años ya serán consideradas como compañías digitalmente nativas.
En algo menos de diez años, el 75% de las organizaciones europeas estarán transformadas digitalmente
Ante la necesidad de transformación, las tecnologías de la información y de la comunicación se convierten en las aliadas perfectas, en las herramientas esenciales para alcanzarla. La clave está en un cambio de mentalidad que nos sitúe a la altura de los nativos digitales en cuanto a la concepción de la gestión empresarial, la manera de entender los negocios y la aplicación y ejecución de nuevas ideas, algo que tiene una importancia transcendental a la hora de adaptar todos los procesos productivos a un entorno digital. Tenemos por delante, por tanto, la misión de ser responsables y estar fuertemente comprometidos con nuestros clientes para afrontar con éxito el reto de ayudarles a convertirse en empresas digitales.
Y aquí entra en juego también el concepto de innovación disruptiva. No vale con ir reciclando modelos, sistemas, aplicaciones antiguas. Hay que cambiar el ‘chip’, experimentar un cambio radical y sincero en el seno de las empresas que implique una continua renovación en todos los sentidos. Aunque, por supuesto, esto no significa que haya que romper drásticamente con los entornos clásicos –cloud, big data, legacy…- ya que, al fin y al cabo, son la base sobre la que se ha desarrollado la digitalización.
Aunque aún estamos en un estadio muy temprano -en comparación con lo que va a suponer la digitalización en un futuro no muy lejano- son muchas las compañías que buscan mejorar sus procesos gracias a la introducción de las nuevas tecnologías y continúan analizando el mercado y la sociedad en su conjunto para identificar nuevas vías de aportar valor -y valor añadido- a sus clientes, mejorar su experiencia y contribuir al crecimiento de la economía.
Para ello, las empresas necesitamos evolucionar, convertirnos, transformarnos. Debemos cambiar constantemente y de forma acorde a los retos que nos plantea la economía y nuestros sectores de actividad para convertirnos en compañías más rentables y mejorar nuestra posición en nuestros respectivos mercados. Nosotros, como tecnológica, estamos completamente inmersos en ello y sentimos la necesidad de ayudar a otras empresas y administraciones a avanzar en el camino, ya que aquellos que no se muevan en estos entornos digitales quedarán rápidamente obsoletos.