La vida del responsable TIC en estos tiempos que vivimos

Últimamente los profesionales TIC del sector público hemos venido desarrollando nuestra labor en un entorno de creciente dificultad que nos ha sometido a diferentes pruebas que, en general, hemos conseguido superar.

Publicado el 30 Nov 2011

Hemos ganado etapas contrarreloj, cumpliendo la Ley de Acceso Electrónico en un tiempo récord; hemos ganado etapas de fondo, adaptándonos de forma continua a los esquemas nacionales de interoperabilidad y de seguridad; y hemos ganado sprints como el desarrollo de sistemas de información capaces de dar cumplimiento a la Directiva de Servicios. Aplicando el símil deportivo al futuro inmediato, vemos que éste nos depara duras etapas de montaña escalando las cuestas de las expectativas crecientes de nuestras organizaciones y de planes europeos y nacionales que nacieron en la época pre-crisis, y ahí es donde tenemos que reinventarnos los profesionales TIC. Porque no vale decir que con esta política de austeridad no podemos prestar un servicio de calidad o que si nos bajan más el presupuesto se pone en riesgo en funcionamiento de los servicios básicos. Las realidades macroeconómicas se van a imponer y los responsables TIC vamos a tener que hacer otro ejercicio de alineamiento con las prioridades de nuestras organizaciones públicas y privadas… Y algo más, porque además de contribuir al ahorro de costes y aumento de productividad de nuestras organizaciones, no podemos dejar de ser un factor de innovación y crear valor en los procesos de negocio. O sea, que una parte del escaso presupuesto que nos va quedando tiene que asignarse obligatoriamente a esta función estratégica y que justifica, en muchos casos, nuestra relevancia en las organizaciones como motor de transformación. Y para continuar siéndolo, necesitamos entender y adoptar ciertos modelos organizativos de prestación del servicio y, al mismo tiempo, abrazar las nuevas tendencias tecnológicas que se nos presentan. Si hablamos de consideraciones organizativas, en mi opinión, la primera es la necesidad de reducir el peso en el presupuesto de los costes de mantenimiento de los sistemas de información, partida que habitualmente suele suponer una cuarta parte del total. Esta reducción de los costes de mantenimiento pasa por medidas tales como la racionalización de la demanda, la reducción de la cartera de aplicaciones, la estandarización de las plataformas de desarrollo y, sobre todo, la industrialización de los procesos de mantenimiento aplicando metodologías; todo ello con el objetivo último de ser capaces de responder a las prioridades funcionales que nos marquen nuestras organizaciones. Una segunda consideración estratégica tiene que ver con el modelo de provisión de servicios. En este aspecto hay alguna realidad que no podemos obviar, como es el hecho de que necesitamos contratos de larga duración con empresas especializadas y que hay que modernizar los modelos de colaboración cliente-proveedor (o público-privada) que tan anticuados están en muchos ámbitos, y en particular, en el sector público. La pujanza del software como servicio nos va a hacer replantearnos el propio concepto de sistema de información y -confío- reducirá del orden del 20% sus costes de mantenimiento asociados. Estas consideraciones acerca de los modelos organizativos tienen que estar apoyadas en los avances y tendencias tecnológicas que están emergiendo en un sector que mantiene su pujanza y capacidad de innovación a pesar de la crisis. La primera tendencia es, por supuesto, el cloud en su variante de nube privada, que tan bien refleja lo que desde hace tiempo se está haciendo en el sector público en el sentido de proveer centralizadamente, y a través de la red SARA, servicios básicos tales como firma electrónica y validación de certificados, plataformas de intermediación de datos, sistemas de información de gestión de RRHH y tantos otros. Las tecnologías de virtualización del CPD y el modelo técnico-organizativo de nube privada deben permitir que, a corto plazo, los principales servicios comunes de cualquier organismo público se presten de forma unificada desde un punto central de la Administración. Relacionado con esto se sitúa el fenómeno Big Data, consecuencia de la eliminación del papel en nuestras organizaciones y que, seguramente, va a requerir también soluciones de nube privada para poder hacer frente a los costes que este crecimiento de datos anual previsto, del casi 50% anual, nos va a provocar. En último lugar, se sitúa el apasionante fenómeno de la movilidad y la consiguiente consumerización de muchos dispositivos de acceso, tanto para uso de los empleados públicos como para el acceso de los ciudadanos. No podemos ignorar el crecimiento de la banda ancha móvil del 65% anual, que nos va a obligar a adaptar nuestros servicios electrónicos a una variedad de dispositivos y sistemas operativos impensable hace unos años. En fin, todo un cúmulo de desafíos para los profesionales TIC en estos tiempos. Y sabemos que no va ser fácil, pero como alguien dijo, todo es muy difícil antes de ser sencillo. Pues a por ello.

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Redacción Computing

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