A principios de los años 90 del pasado siglo, cuando Internet estaba aún “en pañales” y ni mucho menos era lo que hoy es, MAPFRE ya había incorporado la tecnología a sus procesos de trabajo. En el minuto siguiente en que un cliente firmaba su seguro, las más de 3.000 oficinas que entonces se tenían en España, recibían esa información, y toda la organización se ponía en marcha para atender a esa persona en los productos o servicios que había contratado. No era Internet, entonces aún vacilante, sino una tecnología ‘punto a punto’ que sólo las empresas más avanzadas habían incorporado a sus modelos de gestión. Por aquel entonces, la inmensa mayoría de las pólizas de otras aseguradoras viajaban por correo postal o, en el mejor de los casos, por aquel artilugio, hoy museístico, conocido como FAX.
La apuesta por la eficiencia a través de la tecnología y de la innovación forma parte del ADN de MAPFRE. Fuimos también pioneros en la implantación de la informática en las unidades de negocio, un desarrollo único en el sector que nos ayudó en la gestión de los ramos y a alcanzar el liderazgo que hoy tenemos en la mayoría de ellos. Después, fuimos también capaces de integrar esos desarrollos en un modelo tecnológico único, centrado en el cliente y cada vez más global con el fin de llegar a los 49 países donde MAPFRE está presente en la actualidad.
Desde hace muchos años, MAPFRE entendió la necesidad de integrar las TI en su modelo de negocio orientando la tecnología como medio para conseguir los objetivos de la compañía, aportando valor, y creando sinergias y procesos que pudiesen enriquecer el conjunto de la actividad.
Esta publicación, Computing, celebra ahora su vigésimo aniversario lo cual merece una felicitación, pero también una reflexión sobre cómo es hoy el mundo veinte años después. La llegada de Internet, y sus desarrollos posteriores, lo ha revolucionado todo. La humanidad está viviendo el proceso de trasformación global más intenso de toda nuestra historia. Nunca, salvo en las grandes guerras, una generación había sido testigo de un cambio tan profundo en la manera de organizar y entender el mundo. Estamos en un continuo proceso de lo que se ha venido a denominar transformación digital que todo lo condiciona. Hemos, o estamos en ello, cambiando la manera de relacionarnos con el mundo.
Para las empresas esto supone también un cambio radical. Si queremos seguir siendo una opción y, sobre todo, si como MAPFRE queremos seguir siendo la opción líder, estamos obligados a comprender primero, y a adaptarnos después, la realidad de este entorno tan cambiante.
Nosotros lo hemos tenido claro desde el principio. La tecnología está al servicio del negocio y en la creación de valor para nuestros clientes. Hace ya tiempo que somos una empresa multicanal, porque entendimos que el cliente es soberano para decidir, en cada momento, cómo quiere relacionarse con su entorno, en este caso con su aseguradora. Todos los desarrollos que venimos incorporando nacen desde esta exigencia de soberanía que tiene el cliente. Ahora estamos dando un paso más: avanzamos hacia la omnicanalidad, para poder ofrecer al cliente la misma capacidad de respuesta desde cualquier ámbito de atención, porque seremos capaces de trazar su relación con nosotros y de generar una experiencia única del cliente con independencia del canal por el que decida actuar.
Para ello necesitamos conocerle muy bien y la transformación digital nos ayuda a detectar sus necesidades y a atenderle como quiere ser atendido. MAPFRE dispone de estructuras corporativas con los avances tecnológicos que requiere una compañía como la nuestra: Centros de Competencias especializados en Internet, Movilidad, Business Analytics, etc. Estamos también desarrollando la que seguramente será la primera plataforma global del negocio digital. En definitiva, trabajamos para reforzar nuestro liderazgo y globalidad, y con el objetivo de lograr que, en apenas cinco años, MAPFRE sea uno de los ‘players’ en distribución digital del mundo.
