Desde el pasado 21 de junio, coincidiendo con el fin del estado de alarma, las restricciones de movilidad desaparecieron y, por tanto, los españoles ya pueden desplazarse por toda España sin ningún tipo de límite.
Esta nueva situación no estará exenta de restricciones, pero más allá de las que interpongan las comunidades autónomas, el Gobierno ha establecido ciertas limitaciones. Lo que va a primar en la denominada “nueva normalidad” será la obligación de mantener la distancia de seguridad interpersonal, establecida en 1,5 metros.
Esto será la base de toda actividad que se realice tanto en exterior como en interior y por tanto, establecimientos, empresas, centros de trabajo y entretenimiento así como el transporte público deberán volver a desarrollar su actividad teniendo en cuenta que deben asegurar que los consumidores puedan, en la medida de lo posible, mantener esa distancia social. No se escapan a esta normativa los espacios públicos como parques o playas, lugares abiertos en los que controlar el aforo y a la vez esta distancia de 1,5 metros supone un gran desafío.
Como ha ocurrido con muchos de los problemas a los que nos hemos enfrentado debido a la pandemia del coronavirus (teletrabajo, análisis de la extensión de la pandemia, control de los nuevos contagios mediante dispositivos móviles…), la tecnología puede ser nuestro aliado en este reto. En esta desescalada resulta imprescindible que la Administración y las empresas cuenten soluciones que aseguren el correcto cumplimiento de estas medidas de distanciamiento. Además estoy seguro de que estas soluciones quedarán implementadas como forma de prevención a largo plazo ya que comprobaremos lo útiles y eficaces que resultan y por tanto las acabaremos adaptando a nuestro día a día. No solo de cara a los contagios, también por cuestiones de seguridad, preservación del entorno, etc.
Actualmente existen diferentes herramientas digitales que pueden ser la solución a este tipo de control. Por ejemplo las soluciones relacionadas con la identificación biométrica que permiten el conteo en tiempo real del aforo de los espacios para impedir que haya más personas de lo permitido y así se mantenga la distancia obligatoria. Mediante soluciones basadas en modelos de inteligencia artificial y machine learning que detectan y cuentan las personas en las imágenes de las cámaras dispuestas para tal fin, se puede controlar la capacidad disponible de cualquier espacio: locales, edificios, salas, tiendas, bares, restaurantes, playas, etc. Posibilitando y facilitando el control de accesos y ajustando los umbrales de aforo a lo permitido en cada momento según los protocolos de actuación.
En este mismo contexto de soluciones basadas en análisis de imágenes por inteligencia artificial se puede controlar la denominada distancia social y no únicamente la cantidad de individuos en un lugar, ya que estos modelos pueden calcular distancias relativas entre personas y objetos u otras personas para asegurar el correcto protocolo de distanciamiento marcado por las autoridades sanitarias.
Existen casos de diferentes espacios públicos como las playas que ya están apostando por la tecnología para asegurar el correcto control del aforo y por tanto, de la distancia social. Desde aplicaciones para hacer una reserva de plaza en una zona del arenal, o el conteo a través de la red Wi-Fi, entre otras, van a regular el acceso a la playa de los veraneantes. Además, gracias a la combinación de estas soluciones digitales, con tecnologías termográficas, resulta sencillo controlar la temperatura de los presentes y cumplir así con los protocolos de seguridad sanitaria, fundamentales para salvaguardar la salud de todos.
Una vez más, las crisis nos aportan lecciones y esta nos ha hecho ver lo necesarias que son algunas tecnologías, incluso para conseguir algo tan importante como es la contención de una pandemia sanitaria. Quizá el mayor temor a este tipo de herramientas en concreto la encontramos en la privacidad, puesto que siempre existirá el temor al control de la población o al registro de datos biométricos. Sin embargo, con los adecuados sistemas de control y seguridad de este tipo de soluciones, las posibilidades que nos ofrece la tecnología para controlar la pandemia son tan grandes que no debemos descartar con ligereza su uso.
Además, esta tecnología, que incluso parece de ciencia ficción, no es únicamente patrimonio de las grandes multinacionales estadounidenses. Algunas compañías españolas estamos invirtiendo precisamente en este tipo de soluciones, que seguro que se convertirán en otro motor para la economía.
La otra enseñanza que debemos sacar de todo esto precisamente es que, una vez más, no estábamos preparados para el uso de una tecnología puntera. A partir de aquí, es el momento de tomar decisiones a corto plazo, pero pensar también en el largo plazo tanto para empresas como para administraciones públicas. Porque no sabemos cuál será la próxima tecnología que salve una vida o un negocio, pero lo que está claro es que la única forma de tenerlo previsto es la investigación y la inversión.