La odisea de la modernización de la Administración a través de las TIC

Carlos Maza, Subdirector General de Tecnologías de la Información y Comunicaciones del Ministerio de Industria, Energía y Turismo.

Publicado el 13 Jul 2015

Carlos Maza

Aproximadamente 20 años es lo que lleva uno en este negocio de las TIC en el sector público, así que me va a resultar sencillo situarme y tratar de narrar la aventura que he vivido -y hemos vivido todos- en este proceso de transformación continua, permanente y que cada vez se acelera más.

Hablábamos en el título de la Odisea de la Modernización y se parece mucho. Allá por el año 1995 estábamos todos como Telémaco a punto de empezar su largo viaje para encontrar a su padre Ulises. Nadie podía intuir lo que iba a pasar en aquellos tiempos en que la coordinación de las TIC en toda la AGE se llevaba desde una única Subdirección que además era también competente para la formación en TIC. Se intuía el software libre y la compartición de sistemas, se empezaban a crear grupos de trabajo interministeriales, se viajaba a Europa para coordinarnos con nuestros socios, se empezaban a redactar metodologías de trabajo, se ponían en servicio los primeros accesos a Internet en los Ministerios. Y la creación del Cuerpo TIC un par de años antes, claro, que impulsó con fuerza la modernización administrativa. En fin, de ahí nació todo.

Luego vino la época del crecimiento de las TIC desde finales de los 90, una etapa de éxitos, como cuando la diosa Atenea guía y protege cada paso de Ulises en su viaje a Ítaca para que todo le salga bien. Ahí el papel de Atenea lo asumió la larga fase de crecimiento de los presupuestos TIC, la necesidad de solventar las carencias de infraestructuras TIC y el impulso de la innovación tecnológica.

En esta época es cuando se informatizó casi todo (por cierto ¿se acuerdan de los Tecnimap?). En los Ministerios se desarrollaba un sistema tras otro, desde gestión económica a gestión de expedientes (se llamaban ‘base de datos’), pasando por la introducción de los primeros móviles para altos cargos, y por la aparición de los ADSL y otros avances en telecomunicaciones que permitían mallar las sedes administrativas. Se crearon las primeras páginas Web -para difundir la legislación y las notas de prensa y poco más-, y con todo esto, fue creciendo y complicándose la gestión de los sistemas, por la combinación de tecnologías distintas y a veces emergentes, y por la dificultad de conseguir cambiar la organización administrativa a través de las TIC.

Al final de esa etapa fue cuando tomaron fuerza los órganos de coordinación administrativa en el área TIC, bajo el impulso de los Ministerios de Administraciones Públicas. Un momento en que empezaban a sonar conceptos como ‘compartir’, ‘sinergias’ o ‘coordinación de recursos’, a lo que se sumó el impulso como un huracán de la Ley 11/2007 que dio lugar a la Administración electrónica como hoy la conocemos.

Y así se fue construyendo lo que constituyen hoy las TIC, un conjunto muy amplio de sistemas, distribuido en más de 100 Centros Directivos y que está permitiendo al sector público afrontar la prestación de servicios en estos tiempos de reducción de personal y al mismo tiempo de expectativas crecientes de la ciudadanía acerca de los servicios públicos.

Y aquí es cuando en 2013 aparece la CORA, naturalmente. Para reorganizar y racionalizar el modelo de prestación de servicios TIC siguiendo el ejemplo de otras grandes organizaciones. Es como cuando Ulises regresa por fin a Ítaca y se encuentra a su Penélope en el centro de una corte, rodeada de pretendientes y se lanza a poner orden. Pero esa es otra historia que aún no se ha escrito completamente. Le daremos tiempo.

Cantaba Gardel en ‘Volver’ que ‘20 años no es nada’ y en nuestro mundo de las TIC, se aplica al pie de la letra. El sector continúa innovando, los profesionales TIC siguen modernizando el funcionamiento de la Administración, y la sociedad nos demanda cada vez servicios de mejor calidad. Por tanto: a celebrar todos los 20 años de éxitos pasados y a prepararnos para otros 20 en que se mantenga el espíritu innovador y de modernización que nos ha caracterizado siempre a los profesionales TIC.

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Redacción

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