La automatización en búsqueda de eficiencias ha dejado de ser suficiente para diferenciarse. La evolución imparable hacia la Industria Inteligente en todos los sectores supone aprovechar el poder de los datos para fomentar la innovación, crear productos inteligentes, innovadores y diferenciadores, mejorar las cadenas de suministro, crear nuevas experiencias para los clientes y ofrecer nuevas fuentes de valor.
Enfrentamos una etapa en la que la hiperconectividad como megatendencia facilita la conexión de todas las tecnologías surgidas de forma asilada para integrarlas entre sí y con el resto de sistemas de la empresa, proveedores y clientes. Ya no nos limitamos a obtener eficiencia por una mayor visibilidad del funcionamiento y del estado de la cadena de producción; ambicionamos poder tomar decisiones basadas en datos reales que aceleren el time to market.
Sin duda queda camino por delante en el ámbito de la mejora de la productividad de las factorías tradicionales mediante la modernización y digitalización de sus operaciones; no hay motivo para quedarse con una sola vía. En paralelo ya podemos hacer frente a los problemas de calidad que en muchos casos son difíciles de detectar para los seres humanos y a los retos de incorporar capacidades de personalización en masa.
En 2019, casi un 70% de la industria contaba con fábricas inteligentes o las estaba desarrollando, un salto de 25 puntos porcentuales con respecto a la cifra de dos años antes
Fábrica inteligente
La principal característica de una fábrica inteligente es la creación de un ‘circuito cerrado’ con la optimización del ciclo completo de las operaciones basada en datos. Los análisis avanzados se utilizan inicialmente para el apoyo a la toma de decisiones, pero el objetivo final es llegar a ‘operaciones de auto-optimización’ en las que la fábrica se adapta constantemente a la demanda, a las variaciones de la oferta y a las desviaciones del proceso.
En un escenario plagado de tecnologías notables, tres tendencias son clave para liberar la potencia de la fábrica inteligente:
- La conectividad (IoT extendido sobre 5G para recoger datos de los equipos existentes y los nuevos sensores). – Automatización inteligente (robótica avanzada, visión artificial, control distribuido…).
- Gestión y análisis de datos a escala de la nube (análisis predictivo/IA).
Sin duda, la convergencia de estas y otras tecnologías es clave para apoyar la continuidad digital de principio a fin, desde el diseño hasta las operaciones a través de los gemelos digitales.
Según nuestros estudios, el año pasado, casi un 70% de la industria contaba con fábricas inteligentes o las estaba desarrollando, un salto de 25 puntos porcentuales con respecto a la cifra de dos años antes. La mayor parte de las empresas que planeaba lanzar iniciativas de este tipo hace tres años las han puesto ya en marcha y ya son casi un tercio las empresas que ya tienen factorías de este tipo. Más aún, según previsiones del sector, ocho de cada diez instalaciones manufactureras serán inteligentes en 2023.
En definitiva, el sector industrial ve una clara oportunidad en la optimización de sistemas como la mejor manera de impulsar su eficiencia. A partir del efecto multiplicador sobre la eficiencia, estamos experimentando el nacimiento y desarrollo de la industria inteligente, que cambiará por completo la faz del sector en términos de creación de valor para sus clientes.