Autor: Carlos Castro Blanch, socio fundador de IOMarketing
En los últimos años nos hemos encontrado que la asistencia a las ferias ha bajado de manera preocupante. Ya no acude tanta gente a las ferias como antiguamente, ya no está uno esperando meses para ir a una feria a conocer las últimas novedades, y debemos de saber a que se debe, ¿crisis? ¿cambio de modelo¿ ¿desfase de las ferias? Es algo que tenemos que tener muy en cuenta a la hora de planificar nuestras ferias. Hoy en día, el público no asiste a las ferias a ver stands, ni a ser testigos de presentaciones de productos. Los profesionales se personan en los recintos feriales para acudir a foros en los que se imparta información, conocimiento, experiencias y casos de éxito. Pero esto no ocurre en todas las ferias.
No sucede en aquellas que no han sabido adaptar su modelo al cambio de los tiempos y que siguen ofreciendo lo mismo que ofrecían 20 años atrás. La sociedad está evolucionando muy rápido y con ella los mercados y las empresas. Las necesidades del público no son las mismas que antiguamente y esto es algo que también se demanda en las ferias. Estos eventos han pasado de ser expositores de productos a ser expositores de conocimiento, lugares donde se comparte la información y no se limitan a mostrar nuevos equipos e ir a mirar qué hace la competencia. Y es aquí donde la tecnología asume su papel de catalizador y amplía el valor de las ferias. Gracias a la tecnología, las ferias multiplican en cientos su número de asistentes, desde la gestión de las invitaciones (¿quién recuerda haber recibido por última vez una invitación para una feria en papel?), hasta la difusión de los contenidos (twitter, vídeo streaming, etc…)
Todo nos hace pensar que no es cosa de la crisis, sino que estamos asistiendo a un cambio en el modelo, a una evolución de la feria. Ferias que se están convirtiendo en realidad, en eventos de networking, donde no se ganan ventas, sino conocimiento de marca, donde no se hacen contactos comerciales con potenciales clientes, sino contactos profesionales con potenciales partners que nos traerán clientes. Y este es el gran poder que tiene la feria, la gran viralidad que nos puede dar, ya que nos sitúa, en un breve lapso de tiempo y de espacio, en un entorno donde podemos encontrar un gran número de empresas con las que colaborar para encontrar clientes, mejorar nuestro producto y abrir nuevos mercados. Un entorno que ninguna otra herramienta nos brinda; ni linkedin, ni los eventos de networking, ni ningún otro, por que si algo tiene bueno una feria es su gran capacidad de segmentación, de juntar en ese breve espacio de tiempo a un gran número de personas y empresas interesados en las mismas cosas. Conseguir lo mismo a través de por ejemplo, Linkedin, nos llevaría muchas horas delante del ordenador, y no digamos las reuniones de networking a las que deberíamos de asistir para conseguir el mismo efecto o a la cantidad de conferencias a las que tendríamos que ir para asimilar la misma información que ahora podemos asimilar en un par de jornadas de trabajo.
Es por esto que debemos de hablar de ferias 2.0, no por el gran uso de las tecnologías que se está empezando a hacer en todas ellas, que también, sino porque ahora responden al concepto real del 2.0. A la conversación, donde las ferias ya no son un elemento de comunicación unidireccional (yo te presento mi producto y tú lo ves y con un poco de suerte hasta lo compras) sino que se empiezan a establecer relaciones de partners, de socios, se transmite el conocimiento en las dos direcciones, creando una verdadera conversación dentro de los mercados, y manteniéndolos vivos, permitiendo que estos crezcan más y más rápido que antes. Compartir información es el mejor modelo para asegurarse un rápido crecimiento de un sector o mercado; “los mercados son conversaciones”, como escribió, ya hace años, David Weinberger. Es por esto, que las ferias no están muertas como muchos se piensan, están vivas, y más que nunca, pero solo aquellas que sepan replantearse su modelo de negocio y sepan crecer en la dirección correcta, en la que le indique el mercado.